Miguel Báez Spínola, El Litri

De Madrid; con el corazón y la infancia en Huelva. Supo de la fiesta de la mano de su padre, el matador Miguel Báez. Aún recuerdan los aficionados el relevo de padre a hijo, en la plaza francesa de Nimes, en septiembre de 1987. El padre vestía por última vez de luces y el hijo comenzaba una carrera jalonada por su propósito, tantas veces corregido, de "nunca más volver". Cuando en diciembre de 1999 dio el adiós definitivo, algunas voces proclamaron que "El Litri pudo dar más al toreo". Sin embargo, él prefirió atender su ganadería y dedicarse a un sueño hecho realidad: volar.

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8 Septiembre 1968

Madrid, España


Horóscopo : Virgo


Familia: Su padre y abuelo fueron grandes matadores, y llevaban el mismo apodo

Desde pequeño probó su templanza en festejos populares. En 1984, con la mayoría de edad recién llegada, debutó en un festival celebrado en Arenas de San Pedro, junto a los hijos de otros famosos toreros: Paco Camino y Julio Aparicio. Así, poco a poco, se fueron generando unos tándems en las plazas que dieron a la fiesta un aire aún más familiar. El Litri y Rafi Camino triunfaron en las principales plazas del mundo ante las miradas atentas de unos padres que vivían el toreo con la intensidad del que sabe lo que se juega en el coso a cada instante.

Las fortunas en la plaza se han visto ensombrecidas por tardes de reposo y dolor. En 1989 perdió multitud de corridas por una hepatitis mal curada. Al año siguiente, su apoderado le abandona. Pero El Litri vuelve a empezar.

En 1995 llega a sumar 133 corridas. Tiene seguidores y otros aficionados que, de tarde en tarde, le dan un tirón de orejas porque "él puede dar más al toreo". No cabe duda alguna de que ha conseguido transmitir un halo de torero romántico, fiel a sus amistades. El 3 de agosto de 1998 se pudo ver una prueba fehaciente de que la amistad entre los toreros es mágica y completa: cuando El Litri finalizó una gran faena, su gran amigo Enrique Ponce le sacó de la plaza a hombros y le llevó hasta la puerta de su casa. Un ritual insólito para una amistad muy taurina.