Jamie Oliver

De profesión cocinero, es un chef atípico que mueves masas entre los británicos. Cocina sin uniforme, prueba las salsas con el dedo y sus amigos y familiares participan en sus programas. Con tan sólo 27 años y un peculiar lenguaje que ha puesto de moda, ha destronado a los cocineros más populares de la televisión británica. Y lo que es más importante, sus programas de televisión, sus recetas, sus libros y su restaurante han conseguido contagiar a los británicos su pasión por la comida.

Divertirse, probar y equivocarse es su filosofía. Un chef al que no le preocupan demasiado los detalles y todo lo resuelve con un mortero de piedra, aceite de oliva, alimentos frescos de primera calidad y abundante cantidad de hierbas variadas. Resume su fórmula en "desnudar la comida hasta sus elementos esenciales para demostrar que no se necesita encubrir los ingredientes para cocinar algo realmente sabroso".

Jamie Oliver comenzó a los cinco años ayudando en la cocina del restaurante de sus padres para ganarse la paga semanal. A los 13 le contrataron en un restaurante local y en unas semanas había sustituido al encargado de las ensaladas. Le gustaba pescar y tocar la batería, pero donde más se divertía era en la cocina. Por eso se marchó a Londres a estudiar en el Westminster Catering College. Aprendió a hacer pasta y pan con Antonio Carluccio y se inició en la cocina mediterránea del River Café, donde fue descubierto por un productor de televisión que pensó que sería el personaje perfecto para presentar un programa de cocina buena pero sencilla. De ahí saltó a la fama: series de televisión (The Naked Chef), libros de recetas y contratos publicitarios millonarios.
"El éxito se debe a que me muestro tal como soy: un tipo común que simplemente es un apasionado de la comida. La gente sintoniza con eso". Fenómeno mediático o culinario, lo cierto es que todo lo que toca lo convierte en oro.
Su más ambicioso proyecto hasta la fecha ha sido la apertura, el pasado otoño, de un restaurante solidario, en el elegante barrio de Hoxton, en Londres, donde enseña sus secretos culinarios a chicos y chicas en paro. Se llama Fifteen, no sólo porque está en el 15 de Westland Place, sino porque 15 son también los jóvenes parados a los que Oliver ha puesto a cocinar sus imaginativas recetas de carpaccio, risotto de calamares en su tinta o ensaladas templadas de langostino o cualquier otro producto de temporada. Los medios de comunicación ya lo han bautizado como "San Jamie".
Además de dirigir la cocina de Fifteen (donde hay una lista de cuatro meses para reservar mesa), hacer series de televisión y escribir libros con sus recetas, todavía le queda tiempo para ejercer de asesor culinario en otros dos restaurantes en Londres y Tokio.
Por todo ello, y a pesar de su juventud, por su cocina sencilla e imaginativa y por su peculiar personalidad, Oliver se ha labrado una enorme fama en todo el mundo conquistando a crítica y público.