MADRID

Navegando como reyes por Aranjuez, la excursión perfecta de otoño

Imitando a los monarcas españoles que navegaban en lujosas falúas por el Tajo podemos revivir aquellos paseos remando a la sombra del palacio real y de los formidables árboles del jardín del Príncipe, que hoy son los «reyes» de la villa.

Por Andrés Campos

Abrazado por el Tajo y el Jarama, Aranjuez, a 49 kilómetros de la capital madrileña, es y ha sido siempre un oasis en medio de la reseca meseta. Bien lo sabían los Reyes Católicos, que gustaban de pasar algunas temporadas en la antigua casa de los maestres de Santiago. Sus sucesores convirtieron la casa en un palacio, y el real sitio, en una suerte de paraíso de esparcimiento, donde la crème de la crème se paseaba en lujosos barcos. A la misma Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI le encantaba navegar. Ella y sus damas zarpaban a media tarde con 15 músicos, merendaban, cantaban, pescaban, disparaban salvas y llegaban hasta el puente de la Reina. 

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Lo primero en Aranjuez es visitar el Palacio Real (patrimonionacional.es), su maravilla monumental, que data de tiempos de Carlos III. Deslumbrantes son la escalera, el salón del Trono, el gabinete de Porcelana (revestido con porcelana procedente de la Real Fábrica del Retiro) y el gabinete Árabe, replica del salón de las Dos Hermanas de la Alhambra.

EL PARTERRE Y LA ISLA

Para ver bien los jardines situados junto al Palacio Real hay que recorrerlos a pie, empezando por los más próximos: el del Parterre y el de la Isla. Este último, comunicado con aquel mediante dos puentes, se asienta sobre una isla a la que ciñen por un lado el Tajo y por el otro un viejo canal. En sus fuentes se bañan dioses y héroes: Apolo, Hércules, Venus, Neptuno, Baco... Pero solo por ver al Niño de la Espina merece la pena visitarlo.

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EL JARDÍN DEL PRÍNCIPE

A un paso de aquí, río arriba, se extiende el jardín del Príncipe, sobre lo que fue la huerta grande de Gonzalo Chacón, alcalde de Aranjuez a principios del siglo XVI. Dicen que, de vez en cuando, Fernando VI ordenaba plantar verduras en él por el placer de venir a regarlas. Pero no fue hasta 1772, siendo príncipe Carlos IV, cuando empezó a formarse a capricho suyo este jardín, trazado en parte por Juan de Villanueva y en parte por Pablo Boutelou.

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El del Príncipe es uno de los mayores jardines de Europa, con una superficie que ronda las 150 hectáreas. Al norte, limita con el sinuoso Tajo; al mediodía, linda con la rectilínea calle de la Reina a lo largo de 3 kilómetros. Lo pueblan majestuosos plátanos, tilos y castaños de Indias, así como viejos oriundos de América: liquidámbares, ahuehuetes, pacanas, caquis de Virginia.... Árboles monumentales que, en otoño, resplandecen de hermosura.

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Paseando bajo estos gigantes vegetales, descubriremos lugares tan evocadores como el estanque de los Chinescos, en cuyas aguas se reflejan un pequeño templo neogriego, obra de Juan de Villanueva, un pabellón de madera de estilo chinesco y varios ahuehuetes, el mayor de los cuales mide 46 metros de altura y ronda los 220 años de edad. O como el embarcadero y el Museo de Falúas (se visita con la misma entrada del palacio real), donde se guardan las elegantes barcas que utilizaban los reyes para solazarse en el Tajo... Bueno, y también en el estanque del Retiro e incluso en el lago de la Casa de Campo. Es posible realizar una visita guiada por El Jardín del Príncipe que dura aproximadamente dos horas.

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¿EN CANOA, PADDEL SURF O BARCO?

Para ver lo que veían los reyes cuando navegaban en falúa por el Tajo, podemos hacer una ruta en kayak por las aguas que bordean el palacio real y los jardines de la Isla y del Príncipe. También existe la posibilidad, muy refrescante, de dar una vuelta sobre tablas de paddle surf o en canoas de hasta diez plazas. El Club Escuela de Piragüismo Aranjuez (piraguismoaranjuez.com) alquila piraguas individuales o kayaks dobles, con o sin monitor, tablas de paddle surf y canoas para un máximo de diez ocupantes. El paseo de dos horas con monitor sale por 18 €.

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Otra opción más tranquila, para los que no quieren remar, es pasear por el mismo tramo del río, el más cercano al palacio, en El Curiosityun barco a motor acristalado que ofrece paseos de 45 minutos por el Tajo, combinados con un recorrido a pie por el centro de la ciudad.

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EL TREN DE LA FRESA

A Aranjuez se puede llegar en trenes de Cercanías (renfe.com), en 1 hora desde el Museo del Ferrocarril de la capital. Durante el otoño, todos los fines de semana, hasta el 31 de octubre, el viaje tiene más encanto en el Tren de la Fresa, un ferrocarril de época que retrotrae a 1851, cuando se construyó la primera línea férrea de Madrid, y segunda de España, para acercar a la capital las frutas y hortalizas de esta fértil huerta. Durante el trayecto, el personal, vestido de época, ofrece una degustación de fresas a los viajeros.

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PARA DESCANSAR COMO PRÍNCIPES

Una excelente ubicación, en un edificio histórico rehabilitado frente al palacio real, tiene el NH Palacio de Aranjuez (nh-collection.com), con todas las comodidades. El Cocherón 1919 (elcocheron1919.com) es un pequeño hotel decorado con mucho gusto en una casa decimonónica, a solo una calle del jardín del Príncipe. Y moderno, Occidental Aranjuez (barcelo.com), con168 habitaciones, un gran spa, pistas de pádel y gimnasio.

Y COMER COMO REYES

Un clásico desde 1941 es Casa Pablo, que ofrece las mejores verduras de la huerta, ancas de rana, salpicón de marisco (traído directamente del puerto, sin comprar en lonja) y callos madrileños hechos como siempre. Carême sirve cocina de autor con vistas hipnotizadoras del jardín del Parterre. En El Corral de la Abuela (elcorraldelaabuela.es) se degustan notables carnes y pescados a la brasa, croquetas sobresalientes. Se puede comer en la terraza, con vistas al jardín del Príncipe, o en la bodega.