El matrimonio de Victoria de Suecia y Daniel Westling es uno atípico entre las parejas reales por la forma en la que se conocieron. Quien ahora ejerce como príncipe del país nórdico conoció a la heredera cuando esta lo contrató como entrenador personal, así que el anunció tomó por sorpresa a la prensa internacional y puso a Estocolmo en el foco mediático el día 19 de junio de 2010, cuando los padres de Estelle y Oscar se dieron el 'sí, quiero' en la Catedral de San Nicolás. Ese día, la novia lució radiante con un diseño minimalista de seda que aderezó con una tiara llamativa e inesperada y, 14 años después, nos parece más actual que nunca.
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El vestido de novia desmontable de Victoria de Suecia
Victoria encargó a Pär Engsheden este vestido de seda duquesa color marfil con un precioso escote sin tirantes de tipo bardot que recuerda a los diseños nupciales de los años 50. La cintura se vio enfatizada con un fajín en el mismo tejido sedoso que se abotonaba en la parte posterior, actuando como un corsé. Uno de los elementos más impresionantes del look está en su amplísima falda: hablamos de la cola de seda de cinco metros que se extendía a su paso mientras entraba a la iglesia.
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Una cola de cinco metros
Puede que actualmente las novias se decanten por modelos mucho más versátiles para darlo todo en la pista durante la fiesta posterior, pero es que en este aspecto la heredera sueca estaba adelantada. Esta sección del vestido era desmontable, puesto que lo retiró una vez iniciado el banquete de boda que se realizó en el Palacio Real de Estocolmo justo después de su primer beso en el balcón.
Como es habitual dado el linaje al que pertenece, Victoria de Suecia incorporó a su look en el día de su boda algunas reliquias familiares, siguiendo la tradición de las novias aristocráticas. En su caso, se recogió el pelo con un pulido moño de bailarina, el peinado de moda entre los estilistas nupciales desde el pasado año, haciendo de este posado uno absolutamente actual, y le añadió el mismo velo de encaje que llevaron su madre, la reina Silvia, en 1976, y la reina Sofia, en 1932.
La tiara Camafeo con el velo familiar
La tiara Camafeo es una alhaja única que se compone por siete camafeos diferentes, perlas y oro amarillo, y su legado se remonta a la emperatriz Josefina, ya que fue un regalo de Napoleón Bonaparte. Su nieta heredaría la pieza para su boda, en 1823, y a lo largo de la historia se posaría sobre las cabezas de otros miembros de la familia al momento de darse el 'sí, quiero'.
Así lo hizo la reina Silvia en su boda con Carlos Gustavo de Suecia: ella combinó la tiara Camafeo con el mencionado velo sueco, al igual que haría su hija en 2010. Victoria, a su vez, lució los pendientes, así como la pulsera a juego, del ajuar de dicha diadema.