Este test de personalidad te va a decir si te has quedado anclada en tu zona de confort

Responde a estas preguntas para averiguar si te has acomodado en tu realidad y te estás perdiendo vivir nuevas experiencias.

Por Nuria Safont

La zona de confort es un tema muy importante cuando hablamos de desarrollo personal. "Podríamos definirla como un espacio mental y emocional donde nos sentimos seguros, cómodos y bajo control. Abarca todas las actividades, rutinas y entornos que dominamos a la perfección y que no nos generan estrés ni ansiedad", señala la psicóloga y coaching Pilar Guerra Escudero.

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¿Cuáles son sus principales características?

Podemos mencionar varios aspectos para saber que estamos en una zona de confort. Uno de ellos es la familiaridad. "Nos movemos con soltura y sin demasiadas complicaciones, ya que dominamos a la perfección las actividades que se desarrollan en ella".

También se caracteriza por ser predecible, ya que sabemos qué esperar y cómo reaccionar ante cada situación, sin que haya lugar para la incertidumbre.

"La característica que lo puede resumir todo, como su nombre indica, es la comodidad. Nos sentimos seguros y protegidos, ya que no hay riesgos ni amenazas que puedan perturbar nuestra tranquilidad", afirma. 

Por otro lado, también se caracteriza por la ausencia de estrés y retos que asumir, lo cual nos permite mantener un estado emocional estable y tranquilo. Y tú, ¿consideras que estás anclada en tu zona de confort? Averígualo con este test. 

 

 

¿Por qué es tan importante salir de la zona de confort?

"La zona de confort puede ser una trampa en la que nos sentimos acorralados, acostumbrados a la rutina, la monotonía y la estabilidad. Nos autoimponemos límites o, simplemente, aceptamos un determinado estilo de vida para evitar presión, riesgo, miedo o ansiedad, pero esto nos impide crecer y avanzar en muchos aspectos", indica.

Si bien nos aporta seguridad y estabilidad, puede convertirse en una barrera que nos impide alcanzar nuestras metas y sueños. "Salir de ella, aunque implica tener que enfrentarse a miedos y obstáculos, nos permitirá descubrir nuevas facetas de nosotros mismos, aumentar nuestra confianza en nosotros y alcanzar un mayor nivel de satisfacción personal".

La especialista también explica que, por otro lado, salir de la zona de confort nos prepara frente a las adversidades. Hay cosas que no podemos controlar y la zona de confort no es inmune a los cambios externos. A veces, nuestras circunstancias se transforman sin previo aviso, obligándonos a abandonar nuestra zona de confort de manera abrupta y, en ocasiones, dolorosa. El miedo a lo desconocido y la resistencia al cambio son reacciones naturales del ser humano. Sin embargo, estas emociones podemos canalizarlas como una oportunidad para crecer y superar nuevos retos. Al salir de nuestra zona de confort, adquirimos capacidades de adaptación que nos permitirán ver los cambios como acciones positivas, como un elemento más de nuestro entorno.

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¿Qué riesgos o inconvenientes tiene permanecer en la zona de confort?

La sensación continua de control, estabilidad y seguridad puede llegar a ser perjudicial, ya que a la vez supone una pérdida de incentivos y motivaciones que llevan a caer en la monotonía, la apatía, la desgana y el desgaste. Así, la zona de confort se convierte, contradictoriamente, en un lugar que nos limita y nos tiene subyugados.

Otro aspecto negativo de permanecer en la zona de confort es la pérdida de tiempo, ese bien tan preciado. "El dinero, los cargos laborales y muchas otras cosas se pueden recuperar, pero el tiempo no. Precisamente, la zona de confort nos puede hacer perder una época de nuestra vida o, al menos, las oportunidades que se nos presenten durante ella", recuerda la especialista. 

Por tanto, a pesar de sus beneficios a corto plazo, permanecer en la zona de confort limita considerablemente el crecimiento y la evolución personal, dando lugar a un estancamiento, que nos impide desarrollar nuevas habilidades, superar obstáculos y alcanzar nuestro máximo potencial.

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 ¿Cómo podemos identificar nuestras propias zonas de confort?

Se puede detectar a través de varias señales de alerta. "Una de las más evidentes es la sensación de estancamiento y el conformismo. Si nos encontramos en un ciclo repetitivo donde nada parece cambiar, donde cada día se parece al anterior, es probable que estemos atrapados en nuestra zona de confort. Esta sensación de estancamiento puede generar una profunda insatisfacción por el deseo latente de experimentar algo nuevo y diferente, al resignarnos a una vida mediocre sin ambiciones".

Evitar afrontar retos o responsabilidades con excusas constantes para evitar nuevas oportunidades o desafíos pueden ser un claro indicador de que estamos aferrados a nuestra zona de confort.  Justificamos nuestra inacción con pretextos como "no es el momento adecuado" o "no estoy preparado", cuando en realidad son barreras autoimpuestas que nos impiden avanzar.

También la autocomplacencia, evitando esfuerzos por mejorar, o la falta de motivación (apatía, falta de energía y de ganas de hacer cosas) son otras señales a las que deberíamos atender.

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 ¿Qué ejemplos de actividades o situaciones nos ayudan a salir?

Salir de la zona de confort no significa lanzarse al vacío sin preparación. Lo ideal es establecer metas realistas y alcanzables que nos motiven. Podemos comenzar dando pequeños pasos cada día, enfrentando gradualmente nuestros miedos y desafiando nuestras limitaciones. "Ha de ser un proceso gradual que requiere autoconocimiento, valentía y una actitud abierta al aprendizaje", resalta

Precisamente, un ejemplo de actividad que nos anime a salir de nuestra zona de confort puede ser aprender algo nuevo: un idioma, un instrumento, un deporte, o incluso, una formación determinada que nos permita tener herramientas para generar un cambio laboral, por ejemplo.

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Otros pequeños pasos pueden ser cambiar nuestra manera de vestir o la decoración de nuestra casa, movernos por entornos distintos y, por supuesto, viajar todo lo que podamos.

Además, socializar con nuevas personas, ser receptivo e interactuar de forma constante nos puede ayudar para explorar nuevos horizontes, metas y objetivos. En este sentido, es importante decir "sí" a invitaciones que nos hagan salir de la rutina o incluso unirnos a un club o grupo con intereses diferentes a los nuestros.

Salir de nuestra zona de confort digital también facilitará salir de la analógica y para ello podemos limitar el tiempo que dedicamos a redes sociales o frente a las pantallas, en general.

Pese a todo, si llevamos demasiado tiempo dentro de nuestra zona de confort, puede ser necesario pedir ayuda para conseguir dar esos pequeños pasos. En este punto, el coaching puede ser un gran aliado para ayudarnos a distinguir los miedos reales de los infundados y todas las auto excusas o justificaciones que nos damos para evitar asumir riesgos. Hacerlo nos dará el “extra” de confianza que necesitamos para confiar en nuestras capacidades e ir consiguiendo pequeños objetivos para lograr escapar de la “cárcel” de la zona de confort.

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