Autismo en la edad adulta: ¿por qué socializar puede causarles desgaste?

Es probable que sientan mayor ansiedad de cara a exponerse a situaciones sociales, lo que ocasiona que disminuyan su participación social y no disfruten de las mismas

Por Pilar Hernán

Uno de los rasgos que comparten muchas personas diagnosticadas con Trastorno del Espectro Autista en la edad adulta es que presentan problemas para entender las dinámicas sociales de los familiares y amistades. Todo ello hace que tiendan a presentar un círculo social reducido e incluso al aislamiento social. Y es que las interacciones pueden convertirse en un gran estresor para ellas. “Las personas con TEA presentan una forma diferente de procesar la información, lo que puede ocasionar desafíos en la comunicación y dificultades a la hora de desarrollar y aplicar destrezas sociales que les permitan interactuar de forma efectiva con el entorno y con otras personas”, nos explica María de la Barca Mojarro Corrales, Psicóloga sanitaria y psicoterapeuta en Tribeca psicólogos (@tribeca_psicologos), que añade que, además, si han encontrado dificultades a la hora de interaccionar con  otros y han experimentado experiencias de rechazo, es probable que sientan mayor ansiedad de cara a exponerse a situaciones sociales, lo que ocasiona que disminuyan su participación social y no disfruten de las mismas.

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La dificultad para conectar con otras personas

Lo cierto es que tenemos que tener en cuenta un aspecto básico: el TEA es una condición que se manifiesta de manera única en cada individuo. “No hay dos personas con TEA iguales, de la misma manera que no hay dos personas neurotípicas idénticas.  Dicho esto, al igual que algunas personas con TEA pueden ser tímidas y retraídas, hay otras que se muestran muy extrovertidas y sociables”, nos explica la experta.

A pesar de esto, la psicóloga detalla que es cierto que para algunas personas con TEA el hecho de conectar o de establecer vínculos seguros con los demás puede resultar un reto. “El TEA suele caracterizarse por mostrar un patrón de comportamiento muy rígido e inflexible que puede hacer que los temas de conversación se restrinjan únicamente a los del interés de la persona. Además, pueden darse dificultades a nivel comunicativo, ya que encuentran dificultad a la hora de interpretar señales no verbales, gestos o expresiones faciales, de leer el comportamiento de los demás, de interpretar matices… mostrando incluso formas diferentes de expresarse, lo que dificulta el desarrollo y la puesta en marcha de sus habilidades sociales y lo que puede derivar en dificultades a la hora de conectar con el resto”, nos cuenta.

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¿Puede llegar a causarles desgaste?

“El hecho de que las personas con TEA tengan formas diferentes de comunicarse o establecer vínculos con el resto hace que en ocasiones se sientan incómodas, rechazadas o no integradas en su entorno. Además, las personas con TEA en muchas ocasiones han de enfrentarse a los mismos desafíos que el resto, pero el esfuerzo requerido para superarlos puede ser considerablemente mayor, incluso cuando los resultados son positivos, lo que puede generarles por ende un desgaste superior”, detalla la psicóloga.

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Un problema que puede afectarles en su día a día

Lo que parece claro es que es un problema que puede llegar a afectarles en su día a día, incluso a nivel profesional, ¿cómo deben gestionarlo? “En el caso de las personas con TEA es fundamental intervenir a una edad temprana con el fin de poder ayudarles a alcanzar sus metas en los diferentes ámbitos de desarrollo y contextos de los que forman parte. Resulta esencial que, desde pequeños, se fomente su comunicación y su integración en la sociedad mediante el desarrollo de conductas sociales, habilidades y estrategias adecuadas a la hora de vincularse con otros, tales como la empatía, la capacidad para adquirir diferentes roles o asumir distintas perspectivas, el intercambio equitativo en las relaciones, estrategias de negociación, capacidad para llegar a acuerdos, etc.”, sugiere la experta.

Añade que, en concreto, el ámbito laboral, comunicar de forma abierta las necesidades o dificultades que encuentran con el fin de generar comprensión y apoyo, establecer ciertas rutinas o estructuras, tomar descansos de forma periódica o desarrollar redes de apoyo son aspectos que pueden ayudarles a mantener un buen equilibrio entre el trabajo y el bienestar emocional.

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Demasiados estímulos externos

En el hecho de socializar influyen, además, factores externos como el ruido, las aglomeraciones, los estímulos lumínicos, ¿de qué forma pueden llegar a afectar a una persona adulta con TEA? “El TEA condiciona la manera en la que las personas oyen, ven, sienten o interaccionan con el mundo que les rodea. Estas diferencias a la hora de procesar la información sensorial pueden derivar en reacciones de hipersensibilidad o hiposensibilidad a los estímulos del ambiente, pudiendo suponer aquellos contextos donde hay mucha sobrecarga a nivel estimular un desafío para aquellas que son extremadamente sensibles a algunos estímulos”, indica. Es por ello por lo que determinados sonidos muy altos, olores, luces, aglomeraciones de gente, conversaciones múltiples… pueden llegar a resultarles molestos o dolorosos. Todo esto puede provocar en la persona con TEA situaciones de estrés, fatiga y ansiedad que, en contextos sociales, pueden derivar en dificultades a la hora de regular su comportamiento mostrando conductas de evitación, escape o búsqueda de seguridad en respuesta a estos estímulos.  

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Buscar ayuda

Ante esta situación, nos preguntamos si suelen necesitar ayuda para abordar estas situaciones que implican contacto social. Lo confirma la psicóloga, que explica que muchas personas con TEA pueden necesitar ayuda de cara a abordar situaciones que implican contacto social, especialmente aquellas que resultan desafiantes por la necesidad de procesar un alto número de estímulos. “Es ideal que, desde una edad temprana, se trabaje con ellos exponiéndoles de forma gradual y progresiva a situaciones que requieran alguna conducta social orientándoles sobre cómo actuar y mostrándoles una forma más efectiva de comportarse en diferentes contextos. Además, proporcionar apoyo de manera individualizada teniendo en cuenta las necesidades y preferencias particulares de cada persona, así como crear entornos inclusivos y adaptados a las personas con Trastorno del Espectro Autista en su vida cotidiana resulta fundamental para brindar un apoyo efectivo” concluye.