Naturales y (a poder ser) orgánicos
Los tejidos visten y decoran nuestros hogares y muchas veces también son nuestra segunda piel. De este modo, como apunta Eva, “es muy importante elegir telas naturales y asegurarnos, asimismo, de que no se hayan utilizado sustancias químicas ni durante su cultivo ni en su fabricación y procesado. De este modo, podremos tener la garantía de que están libres de sustancias químicas y que estas no pueden transmitirse a nuestro organismo por contacto directo con la piel o por inhalación”.
Además de naturales, Iratxe recomienda que sean tejidos orgánicos, “ya que están libres de sustancias químicas que en muchas ocasiones se utilizan para blanquear o teñir tejidos, impermeabilizarlos o evitar las arrugas. Algunos de estos productos pueden ser perjudiciales para nuestra salud y, en el caso de contacto directo con la piel, como es el caso de la ropa de cama, pueden producir alergias, irritaciones cutáneas o dermatitis”. Respecto al algodón orgánico, por ejemplo, cuenta que “gracias a certificaciones independientes como GOTS (Global Organic Textile Standard), podemos saber que el algodón que consumimos cumple con unos estrictos requisitos a lo largo de todas las fases de procesamiento, incluyendo criterios ambientales y sociales (como el trabajo digno) además de ciertos parámetros técnicos que nos aseguran su calidad”.
El tejido tapicero para este sofá lleva una composición de lino, yute y algodón. Se trata del modelo Jarapa, de la firma Lizzo, disponible en Pepe Peñalver.
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