Todos los actos que se celebraron durante esos días fueron en familia: la firma de la ley en el Palacio Real, la imposición del fajín de capitán general, la llegada a la Carrera de San Jerónimo, el acto mismo de la proclamación y la aparición en el balcón del Palacio Real. De esta forma, dando todo el protagonismo a la Familia Real, se consiguió que el rey Juan Carlos abandonara el trono con normalidad y que la llegada de Felipe VI siguiera una tendencia positiva