En este proyecto Marta Roca, de Espaiverd, se encontró con una zona rocosa completamente invadida por zarzas. Al realizar un primer desbroce, descubrió ejemplares de cactus increíbles, los cuales decidió potenciar y acompañar con nuevos especímenes. “Para evitar la germinación de otras plantas, así como para mantener la humedad, cubrimos toda la superficie con grava granítica procedente de una cantera local. De esta manera, transformamos una zona totalmente olvidada en un jardín de cactus y plantas crasas”, detalla la paisajista.
Entre las especies añadidas, seleccionó diferentes variedades según sus características morfológicas para destacar en altura, forma, color o floración. Algunas de las especies más notables son:
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Cardón (Pachycereus pringlei): un cactus de color verde azulado y forma columnar que puede alcanzar gran altura, ramificándose y formando numerosos contrafuertes.
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Chumbera (Opuntia ficus-indica): un cactus distintivo porque posee una combinación de cladodios planos y ovalados y ofrece ricos frutos, los chumbos.
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Cactus erizo (Echinocactus grusonii): una planta de porte globosa y espinas de coloración dorada, como ya hemos visto.
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Árbol candelabro (Euphorbia candelabrum): también hemos hablado de él y su porte arbóreo. Produce pequeñas flores de color amarillo verdoso en las aristas y puede llegar a tener gran altura.
Para la cobertura del suelo en la cactárea, Marta escogió algunos ejemplares de plantas crasas que forman agrupaciones, como mesens rojo (Lampranthus spectabilis), siemprevivas de telaraña (Sempervivum arachnoideum), aeonios púrpura (Aeonium arboreum) y varias variedades de Echeverias.
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