En 2005 un grupo de científicos de la Academia de Ciencias de Pekín hacía público un descubrimiento muy interesante: durante unos trabajos de investigación arqueológica en la región china de Lajia tuvieron ocasión de toparse con el considerado como el tazón más antiguo de fideos conocido hasta el momento (así lo afirmaron en la prestigiosa revista británica Nature). Un pequeño cuenco enterrado en el barro en cuyo interior había unos fideos delgados, de unos 3 milímetros de grosor, elaborados muy probablemente con mijo.
Lo singular no era descubrir una referencia a este alimento en suelo chino; ya se conocían alusiones a los fideos en libros escritos durante la Dinastía Han, entre los años 25 y 220 a.C. El dato más destacado aquí es que, según estos científicos, el cuenco contaba con 4.000 años de antigüedad, muestra de que los fideos formaban parte de la alimentación en Asia mucho antes incluso de lo que se había imaginado.
Pues bien, 4000 años después, la pasta alargada con forma de hilos elaborada a partir de cereales, continúa siendo un alimento básico en gran parte de los países asiáticos. Cocinas como la china, japonesa, tailandesa… no se entenderían sin la presencia de fideos -noodles, en inglés- que, eso sí, hoy día ofrecen una gama de variedades amplísima (en función de su composición, forma, procedencia…). Algunos de sus nombres nos resultan más o menos familiares; los hemos visto a menudo en las cartas de los restaurantes asiáticos: udon, soba, ramen… pero, ¿sabrías decir ‘quién es quién’ exactamente? Es probable que los amantes de los sabores orientales no tengan problema a la hora de distinguirlos. Pero si no es tu caso y sientes curiosidad por este fascinante universo del noodle, he aquí una pequeña selección ‘para dummies’ con algunos de los fideos asiáticos más comunes: