CERRADA DEL RÍO CASTRIL

Un camino de pasarelas sobre las aguas en Granada

Hay en la provincia granadina un rincón apartado de las grandes rutas al que hay que ir a propósito. Se llama Castril y da nombre a un parque natural, a un pueblo y al río que lo baña. Solo por pasear por la Cerrada, el estrecho camino que las aguas han excavado en el roquedal calizo, merece la pena el desvío hasta allí. 

Por MANUEL MATEO PÉREZ

Castril es un pueblo de Granada encantador, con sus casitas blancas, rodeado de parques con nombres poéticos, callejas que en primavera están perfumadas con jazmines y geranios, una iglesia renacentista, consagrada a Nuestra Señora de los Ángeles, y una peña montañosa donde hace siglos hubo un castillo y hoy un mirador con vistas al Altiplano y a la comarca de Huéscar. Pero el verdadero sentido del pueblo está en su río, que pasa por mitad de él, regando en su cauce bajo las huertas y los campos de frutales. El río esconde un bello secreto con tan solo ascender por sus riberas. Se trata de la Cerrada, o la Cerrá, como popularmente se conoce al cauce que las aguas abrieron hace millones de años en la roca.

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El paseo se inicia en el centro del pueblo. Unas calles flanqueadas por casonas señoriales descienden hasta el parque de La Arboleda Perdida, que toma el nombre de una de las obras más conocidas del poeta Rafael Alberti. A uno de sus lados hay una placa con un texto de José Saramago, cuya relación con la localidad viene de cuando el premio Nobel contrajo matrimonio con una periodista de esta localidad.

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CÓMO RECORRER LA CERRADA

El sendero discurre paralelo a las aguas limpias y frías del río y se adentra hasta la vieja central hidroeléctrica, excavada en la roca y convertida hoy en centro cultural. De un lado del viejo edificio parte la pasarela sobre las aguas del río, un camino atado a la roca, sostenido por traviesas de ferrocarril, suspendido frente al vacío de la corriente. Caminar la pasarela es una experiencia estimulante frente al ruido de las aguas en su caída, un camino apto para todas las edades excepto para aquellos que sufran de vértigo.

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El río Castril lleva agua durante todo el año y la pasarela, entre cinco y diez metros por encima del cauce habitual, concluye frente a un puente colgante que invita a cambiar de orilla. Una vez salvado el sendero se interna por una gruta abierta en mitad de la montaña. A mitad de tramo hay un balcón abierto desde donde se divisa una bella estampa del salto que el río forma en un azud. La salida de la gruta da al viejo molino, convertido hoy en casa rural y restaurante.

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EL REGRESO A CASTRIL

A partir de aquí hay dos opciones: deshacer el camino o rodear la Peña de Castril, declarada Monumento Natural, para acceder al pueblo por otra de sus entradas. Si se opta por esta última ruta de carácter circular es conveniente saber que habrá que enfrentarse a un severo desnivel que deja a un lado las saludables huertas de las afueras del pueblo y acaba por alcanzarlo por uno de sus barrios laterales.

OTROS LUGARES PARA DESCUBRIR

En la comarca granadina de Huéscar, a la que pertenece Castril, hay otros lugares para seguir descubriendo, como el embalse del Portillo –a 5 kilómetros de la localidad– o las cuevas horadadas en la tierra hace siglos en Baza y Huésca, muchas de ellas reconvertidas en alojamientos singulares con encanto. Además de estas «ciudades trogloditas», merece una parada Orce, cuyo museo arqueológico da cuenta del pasado prehistórico de esta zona del Altiplano granadino que trepa hasta poblaciones como La Puebla de Don Fadrique.

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PARA DESCANSAR

El único hotel de Castril es La Fuente (alojamientoencastrillafuente.com), un dos estrellas con habitaciones cómodas y funcionales, cuyo restaurante sirve una de las mejores cocinas de la comarca. A 13 kilómetros está El Geco Verde (elgecoverde.com), una antigua casa de labranza convertida en un singular y encantador alojamiento rural con vistas al Altiplano y la Sagra. También para degustar la cocina tradicional de la comarca: Casa Emilio (tel. 958 72 00 05) y Mesón Romero (tel. 670 69 56 76).

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