Descubre en qué consiste el FRAP, cuando tu gato echa a correr sin motivo aparente

Es muy común que los felinos pasen de la actitud más serena al frenetismo más absoluto, llevándose por delante cualquier objeto del hogar.

Por David Navarro

Si tienes gato más de una vez te habrás sobresaltado porque él ha cambiado su actitud en pocos segundos y ha pasado de estar calmado y apacible a presentar un comportamiento inmerso en una energía explosiva: corriendo, saltando, dando vueltas sobre sí mismo y generando un torbellino allá por donde se mueve. Para los dueños de gatos este comportamiento puede resultar un tanto desagradable, pues sin motivo aparente el paso de nuestro gato se vuelve una madeja caótica, como si estuviera guiado por un impulso invisible y muy agresivo. Esto, que es más propio de felinos, también es un comportamiento que mantienen los perros, aunque en menor medida. A este comportamiento se le denomina en inglés FRAP, Frenetic Random Activity Periods, o dicho en castellano, Periodos Aleatorios de Actividad Frenética.

Aunque a priori pudiera parecer que el FRAP es un conducta completamente fuera de lugar, como casi todo lo que atañe a los animales, nace de un motivo razonable. Tengamos en cuenta que los felinos y los canes son animales cazadores y que por tanto, sus mentes están plenamente activadas para seguir la pista de sus presas y que, a su vez, siempre tienen en cuenta un alto nivel de autoprotección, en cualquier momento pueden activar un comportamiento de defensa para neutralizar a otros depredadores. Esto, por mucho que los gatos y los perros se hayan domesticado, sigue patente en sus mentes y no pueden evitar que sean estos los rasgos más profundos de su forma de pensar que guían sus criterios.

Entonces, la primera y más clara explicación de porqué un gato toma de forma repentina un comportamiento frenético y arbitrario tiene que ver con la energía que acumula en su vida rutinaria y cómoda, en un hogar en el que el animal ha minimizado casi por completo sus actitudes autodefensivas y de caza. Estos episodios repentinos de agresividad son la respuesta de su mente a la calma, su cerebro espera que la vida sea una sucesión de aventuras violentas y retadoras, y lo que realmente tienen en su día a día es la calma total de un hogar convencional. El FRAP es una válvula de escape para purgar esta necesidad de acción.

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¿Por qué los gatos sufren en mayor medida el FRAP que los perros?

Ambas especies podrán sorprendernos con este comportamiento, curiosamente es común que cada uno lo haga a una hora diferente. Los gatos se activan con el crepúsculo y pueden desarrollar este tipo de actitudes más bien por la noche, cuando nosotros estamos ya recogidos viendo una serie bajo una manta, el gato puede empezar a saltar de repisa en repisa y a corretear por el pasillo como si algo verdaderamente urgente le orcurriera. Los perros, por el contrario, son mucho más diurnos, y estas actitudes les pueden entrar en las primeras horas del día. El motivo es sencillo, el FRAP aparece en los momentos en los que cada especie tiene regida su franja de mayor actividad cazadora, los perros son diurnos y los gatos nocturnos.

Sin embargo, es cierto que los gatos padecen en mayor medida este comportamiento. Esto se debe a que los perros sí tienen acceso a dar rienda suelta a su energía y patrones de caza y defensa cuando salen a la calle, al dar un paseo, especialmente si favorecemos que nuestro perro pueda jugar con otros canes. El mayor antídoto contra el FRAP es que el animal pueda entablar dinámicas de juego lo suficientemente complejas como para que su mente dé por resuelta su necesidad de actividad y de aventura. Sin embargo, como es común, los gatos no tienen ese acceso al exterior y al simulacro de caza y defensa al que equivale el juego de los perros. Dado que los gatos pueden perderse con gran facilidad, ni siquiera sacar al felino con una correa garantiza dar salida a esa energía contenida, por lo que es una misión muy compleja minimizar los efectos del FRAP en gatos.

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Formas de paliar el FRAP

Es siempre muy recomendable que, bien sean gatos o perros, tengan acceso al juego diario, bien sea con nosotros o con juguetes o útiles que les facilite ejercitar su cuerpo y su mente. La salud mental en animales se basa en una gran parte en la socialización, esto no quiere decir que hagan amigos, sino que estén inmersos en un entorno donde la soledad no les anquilose, y estando con otros animales (sean iguales o no) podrán ejercitar su cuerpo y su mente en estos simulacros de caza y defensa. 

En el caso de los gatos, dado que no es fácil que jueguen en el exterior, es muy recomendable tener dos. Los gatos no son gregarios, y por mucha estima que puedan llegar a tenerse entre sí (incluso cuando son hermanos) será común que se vean como extraños cuando ambos entren en el periodo de juego al que incita el FRAP. Al tener dos gatos, éstos se perseguirán mutuamente y estos episodios además de ser mucho más divertidos, tendrán un desarrollo mucho más integral, pues esta energía la desenvolverá sobre un individuo concreto, y no contra su propia frustración al verse solos.

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