Curiosidades

La chinchilla, el roedor que puede vivir tanto como un perro

Ni hámsters ni conejos ni perros ni gatos. La chinchilla es un animal de tamaño medio, muy sociable, cariñoso e inteligente, que tiene una esperanza de vida envidiable. Necesita pocos cuidados y su aspecto es muy agradable. ¿Alguien da más?

Por David Navarro

Puede que nunca te hayas parado a pensar en tener una chinchilla como mascota. Porque lo cierto es que existen opciones populares mucho más evidentes: como los hámsters o los conejos. Sin embargo, las chinchillas están a medio camino de ambos, tienen una apariencia similar a los roedores pero un tamaño cercano a los conejos, y sin embargo tienen una longevidad pareja a perros y gatos.

Lo primero que debemos saber si queremos conocer el mundo de las chinchillas es que la diferencia entre las salvajes y las domésticas es muy relevante, su pelaje, peso y adaptación al medio es distinto. Originariamente proceden de los Andes, concretamente de sus cumbres, por lo que son capaces de soportar temperaturas muy bajas pero ambientes secos.

En 1900 fue un alimento codiciado

Durante la primera mitad del siglo pasado éste animal estuvo al borde de la extinción porque se puso de moda, pero no tanto como mascota sino como alimento. En concreto el género más amenazado era uno que llegaba a pesar hasta 8 kilos, su sabor fue muy demandado en las mesas de latinoamérica, por lo que la caza de estos especímenes salvajes se convirtió en un negocio muy lucrativo. Sin embargo, tras un largo periodo de paz la especie se salvó de la extinción, y si acaso se empezó a convertir en un animal doméstico, pero solo en los tipos de chinchilla más pequeños.

El tamaño de este animal, en su género doméstico, no excede los 20 centímetros de largo, y pesan entre 600 y 800 gramos. A diferencia de otras especies, en ésta los especímenes hembra son los más grandes y pesados. Se caracterizan por su aspecto compacto y su pelaje muy fino y poblado. En la pirámide trófica las chinchillas son animales presa, a merced de los depredadores, por lo que han desarrollado su propio sistema de protección: su manto de pelo.

Cada folículo de las chinchillas tiene hasta 50 pelos, y pueden perderlos con facilidad y casi de forma voluntaria ante una agresión fortuita. La forma que tienen de defenderse de otros animales que pretendan comérselas es soltar el pelo cuando el depredador está a punto de devorarlas, el caer estos finos y cortos cabellos en el hocico del agresor, éste podrá estornudar (o por lo menos quedar desconcertado), y así soltar a la chinchilla que saldrá despavorida para salvar la vida.

Leer más: ¿Sabías que los hámsters pueden ser caníbales?

Comportamiento de la chinchilla

Curiosamente, es un animal más inteligente y “empático” que el hámster y que el conejo. La chinchilla tiene un comportamiento muy dócil y cariñoso, generalmente se integra a la perfección en el hogar. Solo hay que tener algo de cuidado con los niños y extraños, pues se trata de un animal muy sensible e incluso podríamos decir que frágil, por lo que si nuestros hijos quieren jugar demasiado con la chinchilla podrían llegar a dañarla. 

Se recomienda que la chinchilla no esté al alcance de niños pequeños, si no son lo suficientemente mayores como para poder interactuar con ella sin sobrepasar sus límites. La chinchilla podría tratar de “defenderse” como lo hace en el entorno natural y soltar sus pelos para zafarse. Tanto es así, que incluso es capaz de desprenderse de su cola si la situación es muy estresante e insoportable. Posteriormente la chinchilla es capaz de regenerar todo el pelo caído y la cola vuelve a nacer, como la de las lagartijas.

El nivel de inteligencia de la chinchilla radica en la relación que logra mantener con los seres humanos, es capaz de reconocer a los integrantes de la familia y de mantener distintos grados de confianza o de juego. Son animales muy tranquilos, sociables y cariñosos. Se comunican con el ser humano usando su voz, en forma de pequeños chillidos y mordiendo cariñosamente para transmitir cariño o necesidades concretas.

Leer más: ¿Cuál es la relación de los conejos con otras mascotas?

Cuidados

La alimentación de la chinchilla no resulta especialmente cara, les basta con unos 25 gramos de comida diaria, puedes recurrir a piensos especiales para ellas y complementarlo con vegetales frescos, incluso no sería mala idea reservar estos alimentos naturales como premio. Se trata, por tanto, de una animal herbívoro, aunque de vez en cuando puede comer algún insecto.

Lo más importante a tener en cuenta si vas a cuidar de una chinchilla es que el lugar donde ella vive debe mantener unas condiciones estables de frescor y sequedad, para asemejarse en lo posible a su ambiente originario. Estos animales llevan muy mal los golpes de calor, pero tampoco soportan la humedad.

Como buen roedor, la chinchilla es una animal nocturno, no conviene modificar sus biorritmos, por lo que es muy importante que no le molestemos interrumpiendo su sueño de día. Por las noches no será raro escuchar a la chinchilla recorriendo su jaula y ejercitándose en su rueda de roedor. Aunque de bebé la chinchilla puede vivir en una jaula pequeña, cuando llega a la etapa adulta es necesario que disponga de espacio suficiente para moverse, no escatimes en espacio.

Si la chinchilla está bien cuidada, se tiene en cuenta la temperatura, sequedad del ambiente, se le alimenta adecuadamente y se respeta su tranquilidad para no llevarle a situaciones de estrés y ansiedad, es un animal que puede llegar a vivir hasta 15 años, lo que supone un gran récord para un pequeño mamífero de este tamaño. A diferencia de los hámsters, no es común que desarrolle cáncer, sin embargo sus problemas de salud habituales están más relacionados con los dentales, además de problemas digestivos y de parásitos.

Leer más: Así es como tu conejo trata de comunicarse contigo