Raquel Perera: 'Con la resiliencia uno se recupera siendo todavía mejor persona'

Hablamos con la experta en 'coaching' sobre la importancia de sobreponerse frente a las adversidades que nos plantea la vida, como por ejemplo el diagnóstico de una enfermedad

Por Pilar Hernán

Octubre es un mes en el que la lucha contra el cáncer de mama sigue estando muy presente. Acabamos de conmemorar el Día Mundial contra esta enfermedad que padecen miles de mujeres en todo el planeta, con el objetivo de concienciar, sobre todo, de la importancia del diagnóstico precoz. Pero no hay que dejar al margen el lado psicológico cuando aparece el diagnóstico. Precisamente con ese objetivo, la firma Intimissimi celebraba la primera edición de los Pink Workshops, una serie de ponencias sobre diferentes disciplinas relacionadas con el bienestar físico y la salud mental que tienen un objetivo muy claro: promover la toma de conciencia y aportar consejos prácticos para todas las personas que lo sufren en propia piel o a través de una familiar o amiga. Una de las participantes fue la coach Raquel Perera, con quien hemos tenido la ocasión de hablar sobre la resiliencia, esa capacidad de adaptación y superación de las adversidades que nos va presentado la vida, muchas de ellas en forma de enfermedades. “Nadie sabe lo que nos va a suceder en el futuro. Debemos vivir el presente y no preocuparnos por lo que vendrá. Esto nos ayudará a ser más felices y afrontar cada día con un humor diferente”, aconseja.

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¿Cómo puede ayudarnos el coaching a afrontar momentos complicados, etapas complejas, relacionadas, por ejemplo, con el diagnóstico de una enfermedad, bien a nosotros bien a alguien de nuestro entorno más cercano?

Cuando alguien recibe el diagnóstico de una enfermedad aparecen un desconcierto de emociones desoladoras difíciles de gestionar. Pedir ayuda es la mejor manera para entender lo que nos está pasando y poder lidiar con la nueva realidad.

Mucho se habla de la resiliencia, de la capacidad de adaptación para superar momentos complejos, ¿cómo podemos trabajarla? ¿Qué consejos nos da para desarrollarla?

La resiliencia es muy importante, y para poder entrenarla hay que ser consciente y responsable de nuestra realidad por dura que sea y verle el lado de crecimiento y potencial humano que un episodio negativo tiene en la vida. Todos los seres humanos son capaces de soportar y superar las adversidades de la vida. Con la resiliencia uno se recupera siendo todavía mejor persona, se transforma en una versión mejorada.

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Hay momentos en los que cuesta sacar a flote esa resiliencia, ¿no cree? ¿Qué recomendaría a alguien que se siente desbordado por una racha de acontecimientos adversos?

El dolor es parte de la vida, es inevitable. Pero no nos enseñan a prepararnos emocionalmente para el dolor. Más bien evitamos todos lo que sea doloroso. El sufrimiento, por el contrario, es algo más controlable. El sufrimiento dura lo que demoras en aceptar la existencia del problema. Una vez aceptas, bajan los niveles del sufrimiento. Solemos pensar demasiadas cosas negativas cuando no nos sentimos bien creyendo que nos van a pasar cosas que posiblemente nunca nos pasen… vivimos proyectando demasiado en un futuro que es incierto para todos. Hay que vivir el aquí y ahora y ver qué puedo hacer en este momento para y por mí.

¿Piensa que el estado de ánimo es fundamental para abordar un proceso de lucha contra una enfermedad que se nos diagnostique?

No hay evidencia científica de que exclusivamente una emoción negativa o un estado permanente de preocupación desarrolle una enfermedad. Sin embargo, se ha demostrado que una actitud positiva beneficia en el tratamiento haciendo que este avance más rápido y más eficazmente. Además, los sentimientos que generan los pensamientos también se ha demostrado que están directamente relacionados con el sistema inmunológico.

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El diagnóstico de cáncer es especialmente complejo para quien lo recibe, por su estigma, por su componente emocional, ¿qué le diría a una persona que acaba de ser diagnosticada de cáncer?

Que se informe bien del proceso, que sentirá emociones que son absolutamente naturales. Que intente comprender lo que le pasa. Que asuma los cambios pero que no renuncie a seguir haciendo lo que le gusta. Que se permita estar triste si lo siente, pero por un tiempo limitado. Pero que también se permita reír y que haga del proceso un lugar saludable y amoroso.

¿Piensa que es fundamental contar con la ayuda de un experto para afrontar los momentos más delicados a nivel psicológico que se nos plantean a lo largo del proceso de la enfermedad?

Hay personas que tienen un alto nivel de autoconocimiento y que no necesitan psicólogos, se rodean de asesores amigos, personas que han pasado por lo mismo, libros, cursos... pero creo que la ayuda de un experto te hace el camino más fácil si no cuentas con propias herramientas.

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En el caso de que nos curemos, ¿piensa que también hay que aprender a gestionar esos momentos posteriores?

Depende de cada persona y de cómo haya llevado el proceso y el tratamiento… depende de las secuelas y de esa forma de afrontar la enfermedad. Las personas que he conocido que han superado enfermedades o episodios difíciles en la vida desde el aprendizaje y el optimismo se les ve el renacimiento en la mirada y en su forma de vivir. Son personas más empáticas, más compasivas, relativizan mucho las cosas. Son más sabias y saben determinar sus prioridades.

Hay diagnósticos, por el contrario, crónicos. ¿Cómo piensa que podemos aprender a vivir con la enfermedad?

Es algo muy difícil, duro, pero la aceptación es clave. La noticia de una enfermedad crónica es muy impactante, ya que se necesita reajustar la forma de vida integrando las limitaciones que la enfermedad conlleve. Siempre ser participante activo de la enfermedad baja los niveles de sufrimiento y malestar.

Y en el caso de que el diagnóstico no sea nuestro, sino de una persona cercana, ¿qué consejos nos daría?

El proceso para los familiares también supone una gran adaptación. Entender igualmente lo que está pasando es importante. Acompañar y ayudar. Pero no olvidarse de ellos mismos. Es un proceso que puede desgastar mucho. Hay que encontrar las fuentes de fortaleza que unan a la familia en un camino tan difícil.

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