1/8Por un lado, se trata de uno de los mariscos más asequibles desde el punto de vista económico; por otro, su composición nutritiva (alto contenido en proteínas, hierro y fósforo) lo convierte en un alimento ideal para nuestra salud (tiene un aporte energético moderado, sólo 65 calorías por cada 100 gramos); y, lo mejor de todo, este molusco bivalvo nos ofrece una gran versatilidad en la cocina.
¿Cuál es la mejor época del mejillón?
La época en la que el mejillón comienza a encontrarse en su mejor momento es a partir de los meses de junio y julio porque desde la primavera hay disponibilidad de alimento en el agua para que alcancen un buen tamaño -aunque los hay de distintos calibres-. Aunque lo encontrarás disponible durante todo el año fresco, en conserva y congelado.
Suele cultivarse en numerosos lugares del mundo con litoral en 3 especies principales: mejillón común o atlántico (en el norte de Europa, las costas atlánticas (Irlanda, Bretaña…), EEUU, Canadá y China); mejillón mediterráneo (más oscuro que el atlántico, se cultiva en la costa gallega y en todo el Mediterráneo: sur de Francia, Italia, Grecia, Albania, Turquía, Argelia, Marruecos…) y choro o chorito (en el Pacífico en las costas peruanas y chilenas, y en el Atlántico en Brasil y en las Malvinas).
En España, disponemos de 3 clases: el mejillón de Galicia, el mejillón del Delta del Ebro y la clóchina, como te contábamos no hace mucho en ¡HOLA! Cocina.
El mejillón mediterráneo es el de mayor producción en la acuicultura española -en el tradicional sistema de balsas flotantes denominadas bateas- y de los más importantes en Europa. España es el segundo productor mundial de esta especie después de China.
¿Qué nos aporta el mejillón a nuestra salud?
Tiene una gran cantidad de proteínas pero muy poca grasa y escasas calorías, por lo que el mejillón es ideal para dietas de adelgazamiento.
Destaca por ser rico en minerales (hierro, calcio, fósforo, yodo y magnesio), que nos ayudan al buen funcionamiento del metabolismo, regula el colesterol, ayuda a procesar los hidratos de carbono y a fortalecer el pelo, la piel o las uñas. Además, su notable contenido en ácidos grasos contribuye a prevenir enfermedades cardiovasculares o cancerígenas.
¿Cómo limpiar los mejillones?
El mejillón, cuando lo compres fresco, siempre debe estar vivo y con sus conchas cerradas. Para prepararlos en casa, antes de consumirlos, hay que lavarlos muy bien para eliminar posibles residuos.
Es mejor cortar los hilos que tienen -donde crecen pegados a las cuerdas de las bateas- y no arrancarlos, para evitar estropear la carne. Tampoco es necesario quitar las adherencias duras de la cáscara porque, en el momento de la cocción, ayudarán a potenciar el gusto a mar.
Y, una vez que están cocidos, sí puedes terminar de cortar los hilos sobrantes con unas tijeras con cuidado de no llevarte la carne por delante.
¿Cómo cocinar el mejillón?
La forma más habitual es hacerlo al vapor con agua o vino -se ponen en una cazuela, se tapan y se espera a que se abran-.
A partir de ahí, puedes aplicarles numerosos acompañamientos -todo tipo de salsas- o incorporarlos a multitud de recetas: ensaladas, sopas, cremas, salpicones, paellas y otros arroces, fideuás y todo tipo de pastas, los famosos 'tigres' -envueltos en bechamel, rebozados y fritos- y un largo etcétera de elaboraciones.
Por un lado, se trata de uno de los mariscos más asequibles desde el punto de vista económico; por otro, su composición nutritiva (alto contenido en proteínas, hierro y fósforo) lo convierte en un alimento ideal para nuestra salud (tiene un aporte energético moderado, sólo 65 calorías por cada 100 gramos); y, lo mejor de todo, este molusco bivalvo nos ofrece una gran versatilidad en la cocina.
¿Cuál es la mejor época del mejillón?
La época en la que el mejillón comienza a encontrarse en su mejor momento es a partir de los meses de junio y julio porque desde la primavera hay disponibilidad de alimento en el agua para que alcancen un buen tamaño -aunque los hay de distintos calibres-. Aunque lo encontrarás disponible durante todo el año fresco, en conserva y congelado.
Suele cultivarse en numerosos lugares del mundo con litoral en 3 especies principales: mejillón común o atlántico (en el norte de Europa, las costas atlánticas (Irlanda, Bretaña…), EEUU, Canadá y China); mejillón mediterráneo (más oscuro que el atlántico, se cultiva en la costa gallega y en todo el Mediterráneo: sur de Francia, Italia, Grecia, Albania, Turquía, Argelia, Marruecos…) y choro o chorito (en el Pacífico en las costas peruanas y chilenas, y en el Atlántico en Brasil y en las Malvinas).
En España, disponemos de 3 clases: el mejillón de Galicia, el mejillón del Delta del Ebro y la clóchina, como te contábamos no hace mucho en ¡HOLA! Cocina.
El mejillón mediterráneo es el de mayor producción en la acuicultura española -en el tradicional sistema de balsas flotantes denominadas bateas- y de los más importantes en Europa. España es el segundo productor mundial de esta especie después de China.
¿Qué nos aporta el mejillón a nuestra salud?
Tiene una gran cantidad de proteínas pero muy poca grasa y escasas calorías, por lo que el mejillón es ideal para dietas de adelgazamiento.
Destaca por ser rico en minerales (hierro, calcio, fósforo, yodo y magnesio), que nos ayudan al buen funcionamiento del metabolismo, regula el colesterol, ayuda a procesar los hidratos de carbono y a fortalecer el pelo, la piel o las uñas. Además, su notable contenido en ácidos grasos contribuye a prevenir enfermedades cardiovasculares o cancerígenas.
¿Cómo limpiar los mejillones?
El mejillón, cuando lo compres fresco, siempre debe estar vivo y con sus conchas cerradas. Para prepararlos en casa, antes de consumirlos, hay que lavarlos muy bien para eliminar posibles residuos.
Es mejor cortar los hilos que tienen -donde crecen pegados a las cuerdas de las bateas- y no arrancarlos, para evitar estropear la carne. Tampoco es necesario quitar las adherencias duras de la cáscara porque, en el momento de la cocción, ayudarán a potenciar el gusto a mar.
Y, una vez que están cocidos, sí puedes terminar de cortar los hilos sobrantes con unas tijeras con cuidado de no llevarte la carne por delante.
¿Cómo cocinar el mejillón?
La forma más habitual es hacerlo al vapor con agua o vino -se ponen en una cazuela, se tapan y se espera a que se abran-.
A partir de ahí, puedes aplicarles numerosos acompañamientos -todo tipo de salsas- o incorporarlos a multitud de recetas: ensaladas, sopas, cremas, salpicones, paellas y otros arroces, fideuás y todo tipo de pastas, los famosos 'tigres' -envueltos en bechamel, rebozados y fritos- y un largo etcétera de elaboraciones.