Kalina de Bulgaria

Gusta de lo inexplorado, como Kitín Muñoz. No teme adentrarse en las entrañas de culturas milenarias. A Kalina, princesa de Bulgaria, el gusto por el viaje le ha llegado, tal vez, por las raíces familiares que saben del exilio y de la búsqueda de hogar en países distintos al de origen. Su boda con Kitín Muñoz se convirtió para ambos en una de sus mayores aventuras. Y se lanzaron de la mano...

¿Quieres tener en tu web las últimas noticias, fotos y vídeos de Kalina de Bulgaria? Entra aquí y te explicamos cómo hacerlo

19 Enero 1972

Horóscopo : Capricornio

Nombre: Kalina
Nacimiento: 19 de enero de 1972
Lugar: Madrid, España

Su padre, Simeón II de Bulgaria, siendo un niño de apenas nueve años, hubo de abandonar su país. Se abolió la monarquía y él y los suyos comenzaron un largo periplo en busca de hogar. En 1952 fijó su residencia en Madrid y aunque diez años más tarde se casó con Margarita Gómez-Acebo y fundó una familia numerosa (Kardam, Kyril, Kubrat, Konstantín y Kalina), nunca pudo quitarse de encima la sensación de exilio que experimentó durante tantas décadas.

Sus hijos, entre ellos la más pequeña y única niña, Kalina, fueron educados siguiendo unas pautas harto cosmopolitas: estudió en el Liceo francés, jamás olvidó sus raíces búlgaras y creció como una joven española más. En 1998, Kalina vivió con sus padres una experiencia única: la de volver al país de los suyos y hospedarse (eso sí, previo pago, como si de una turista más se tratase) en una de las antiguas residencias reales. Un año más tarde, [Álvaro de Marichalar] se encargó de lanzar la flecha de Cupido al corazón de la joven princesa y enlazarla a otra flecha, esta vez instalada en el corazón experimentado del explorador y viajero con más fama de España: Kitín Muñoz.

Vivieron su relación con una discrección a prueba de reporteros gráficos, ávidos de las primeras imágenes de la pareja. Pero éstas llegaron (en el puerto Olímpico de Barcelona, junto a la reina Margarita) y con ellas el anuncio del compromiso oficial, celebrado en el palacio de Vrana.

El rey del mar y la princesa Kalina comparten gustos y sueños; ambos están dispuestos a levar anclas y buscar en lo infinito del océano un rincón para ellos dos: exploradores de lo inédito. Pero, además de sus ganas locas por viajar y descubrir, hay algo que sedujo definitivamente a Kitín Muñoz de Kalina (y esto, tal vez, es lo más bonito que alguien puede decir de la persona que quiere): "Kalina destaca -dijo repetidamente el aventurero cuando se le preguntaba por su relación con la princesa- por su gran corazón". Y con él lo comparte...