La Magdalena, un tesoro escondido en la costa norte de España

Es uno de los rincones con más encanto de Santander. Recórrelo por dentro y descubre el palacio, el parque, un zoo, las playas...

Por Susana Baticón

Hay muchas razones para visitar Cantabria. Su capital por sí sola bien vale una escapada, pero la provincia nos ofrece destinos de todo tipo para que el viajero elija: naturaleza, gastronomía, monumentos, historia... Y todo ello también está en el lugar del que vamos a hablarte, uno de los más icónicos de Santander: la bellísima península de la Magdalena. ¿Te apuntas?

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EL PARQUE DE LA MAGDALENA, UN PULMÓN EN LA CIUDAD

¿Sabías que su nombre se debe a que durante la Edad Media se instaló una ermita bajo la custodia de Santa María Magdalena? La península, situada a la entrada de la bahía de Santander, poseía un gran valor estratégico pero en esa época tan solo era una masa rocosa en la que fue creciendo la vegetación con el tiempo.

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Para llegar a este emblemático lugar de Santander, se puede hacer en coche, en autobús o a pie. El acceso está permitido solo de esta última forma y la entrada directa al parque municipal se hace por la Avenida de Reina Victoria y calle Juan de Borbón. Hay un tren turístico, el ‘Magdaleno’, que hace un recorrido de unos 20 minutos por todo el recinto, de 24,5 hectáreas. Pasa por la arboleda y la abundante flora, el sorprendente pequeño zoo acuático -alberga patos, gansos, pingüinos, focas y leones marinos y antiguamente también hubo osos polares y leones-, un parque infantil, un bosque de auténtico cuento de hadas con pequeñas estatuas de madera realizadas con los troncos de los árboles caídos y hasta un estanque 'secreto' que cuesta un poco localizar. Te recomendamos, no obstante, que pasees tranquilamente y disfrutes de cada cosa, sin prisa.

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Hay dos esculturas más en el parque: el Monumento en memoria de las víctimas del terrorismo, creado por Agustín Ibarrola y el que está dedicado al documentalista y naturalista Félix Rodríguez de la Fuente.

Otro de los puntos de interés del Parque de la Magdalena es el Muelle de las Carabelas, conocido como Museo El hombre y la Mar, que mira hacia las playas de Santander y alberga 4 fabulosas réplicas de embarcaciones históricas, tres carabelas y una balsa, utilizadas por el navegante cántabro Vital Alsar en su travesía por el Océano Atlántico.

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Sin olvidar las playas a las que se puede acceder desde la península: la de los Bikinis, llamada así porque allí se vio esta prenda por primera vez en España, tranquila, sin olas y de arena fina: y la de La Magdalena, una playa urbana de arena, abierta a la bahía de Santander. Desde los miradores de la Magdalena contemplarás preciosas vistas a otras playas como la del Camello, la del Sardinero o la del Puntal, así como a la bahía de la ciudad.

EL PALACIO, DE RESIDENCIA REAL A UNIVERSIDAD Y LUGAR PARA BODAS

Tras un ascenso entre pinos llegamos a uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad cántabra, donde por cierto se grabó la serie Gran Hotel y hoy también se sigue empleando para rodajes varios. Fue declarado en 1982 Monumento Histórico-artístico.

Se construyó entre 1909 y 1912 y fue un regalo, costó 700.000 pesetas obtenidas por sufragio popular, que hizo la ciudad a los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia -bisabuelos de Felipe VI- como residencia de verano. Y así la ocuparon hasta que comenzó la Segunda República -hoy aún la familia tiene habitaciones disponibles para alojarse siempre que vayan-.

En 1932 se convirtió en la Universidad Internacional de Verano de Santander, pero su actividad fue interrumpida por la guerra civil. Se refundó como Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y desde 1949, el Palacio de la Magdalena celebra cursos, congresos, exposiciones, actuaciones, etc -en verano no se puede visitar-. En 1977 el Ayuntamiento de la ciudad se lo compra al Conde de Barcelona, Juan de Borbón, por 150 millones de pesetas.

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En los exteriores de las instalaciones del palacio se grabó la serie de televisión Gran Hotel y en el interior también se celebran bodas civiles. Allí se casaron la actriz Marta Hazas, la presentadora Terelu Campos y la tristemente fallecida María Villotas, piloto de Fórmula 1.

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El edificio, de piedra de mampostería y recubierto de pizarra, tiene dos entradas principales: una al norte, con pórtico y otra en la fachada meridional, con una gran escalinata y se compone de una torre y varios cuerpos. Su arquitectura, obra de los cántabros J. González Riancho y Gonzalo Bringas, tiene influencias inglesas, francesas y hasta cántabras y montañesas. En su interior, podrás contemplar muebles, fotografías, despachos, cuadros, salones, habitaciones… algunos originales pero la mayoría restaurados, después de sus usos como hospital de sangre durante la guerra civil española y como residencia de los afectados por el gran incendio en la ciudad de 1941.

Muy cerca del Palacio, se encuentran las antiguas Caballeriza Reales, que cuando dejaron de utilizarse para los animales y carruajes, la Universidad Internacional las convirtió en 'residencia de la playa' para estudiantes. En 1935 actuó allí la compañía teatral La Barraca, que dirigía Federico García Lorca y hoy continúa funcionando como alojamiento para los alumnos de la UIMP.

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Excursiones a menos de una hora de Santander

Si visitas la capital de Cantabria no dudes en recorrer no solo el palacio, sino toda la península de la Magdalena y, si quieres comer muy cerca, puedes hacerlo en el Balneario de la Magdalena (balneariodelamagdalena.es/bar-restaurante/), con unas fantásticas vistas a la bahía y una carta de cocina tradicional en la que no faltan especialidades de la tierra como las rabas de calamar, las anchoas del Cantábrico o los cocidos montañés y lebaniego.

CÓMO LLEGAR

Para llegar a la capital cántabra, y a la península de la Magdalena, partimos desde Madrid y lo hacemos conduciendo el nuevo Peugeot 408, un coche híbrido, sostenible y equipado con la última tecnología, que nos proporciona una gran seguridad. Convierte nuestro viaje en una experiencia de lo más confortable, con sus comodísimos asientos envolventes equipados con calefacción y función masaje, y un auténtico goce para los que disfrutamos conduciendo en viajes de medio y largo recorrido casi sin esfuerzo.

Después de 4 horas -y un pequeño descanso entre medias-, llegamos a Santander y lo primero es instalarnos en el Gran Hotel Sardinero (hotelsardinero.es), con una ubicación privilegiada en la ciudad, junto a la playa del mismo nombre. Desde allí, hay poco más de 6 kilómetros hasta este nuestro destino, esta península ajardinada que ha sido un gran descubrimiento en nuestro viaje.