¿Conoces todos los beneficios de la terapia asistida con animales?

Su presencia y compañía pueden tener efectos positivos en la salud y el bienestar de las personas, tal y como confirman numerosos estudios

Por Pilar Hernán

Que las terapias asistidas con animales son efectivas para tratar enfermedades tanto físicas como psíquicas es un hecho fuera de toda duda. La mayoría de personas acuden a este tipo de terapia cuando existen necesidades especiales o patologías, como Trastorno de Espectro Autista, TDAH o Síndrome de Down. Sin embargo, esta terapia no solo está limitada a personas con este tipo de patologías. Es bien sabido que los beneficios de las intervenciones asistidas con animales son muchos y aplicables a diferentes ámbitos, desde el ámbito escolar hasta el hospitalario, pasando por la tercera edad o el ámbito de la reinserción social. Meritxell Arias Teixidor, Profesora del curso de Deusto Salud de Intervención asistida con animales y Fundadora de la Asociación de Acción Social DISCA, resume los que son, en su opinión, algunos de los beneficios asociados a la intervención asistida con animales:

  • A nivel físico y motor. La terapia asistida con animales, en especial con caballos, permiten una mejora del tono muscular, de la movilización de las articulaciones de columna y pelvis y ayudan a la percepción del esquema corporal. De la misma manera, permite trabajar la coordinación.
  • A nivel cognitivo. La intervención asistida con animales es un gran estímulo de la concentración, la memoria y la atención, además que favorece la localización temporal y espacial. En el mismo sentido, a nivel sensorial, el animal y el entorno es fuente de estímulos que favorecen las experiencias sensoriales. Se han observado también beneficios en los dominios de relación social, contacto físico, aspectos psicológicos, cognitivos y funcionales en personas con daño cerebral adquirido.
  • A nivel social. A nivel psicosocial, el caballo es un gran igualador. El hecho físico de montar a caballo rompe con el aislamiento del usuario y lo pone en igualdad de condiciones. Además, motiva el uso del lenguaje oral y no oral y fomenta la responsabilidad, el seguimiento de pautas y la independencia personal.
  • A nivel emocional y psicológico. La terapia asistida con animales sirve para mejorar el estado de ánimo y la autoestima del paciente. De la misma manera, favorece la superación de miedos y ayuda a corregir problemas de conducta, además de incrementar la interacción social y la amistad y fomentar el trabajo de la empatía y el respeto. Por ejemplo, podemos decir que la intervención asistida con perros produce una mejora en el comportamiento, el estado de ánimo, la calidad de vida, las actividades de la vida diaria y el estrés mental de las personas con demencia, según el estudio Efectividad de la terapia asistida con animales en pacientes con demencias, una revisión sistemática, de Gómez et all.

Para conocer en profundidad sobre estas terapias, hemos tenido la ocasión de hablar con Mara Solano, de la Asociación Al Paso. Y la primera duda que le planteamos a la experta es por qué se dice siempre que los animales son terapéuticos e introduce, desde el primer momento, un matiz: “El concepto de animales terapéutico se está desterrando. No podemos decir que los animales curen, lo correcto es decir que los animales son un recurso o estímulo terapéutico, porque su presencia y compañía pueden tener efectos positivos en la salud y el bienestar de las personas. Existen numerosos estudios que demuestran que la interacción con animales puede ayudar a reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, así como mejorar el estado de ánimo y la calidad de vida en general”, nos cuenta.

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Animales más habituales en terapia asistida

Cuando nos planteamos cuáles son los animales que más se utilizan en este tipo de terapia, la experta nos cuenta que hace algún tiempo se utilizaban para terapia asistida un animal que estuviese entrenado y poco más. “Hoy en día se utilizan animales entrenados pero domésticos. Todos los animales de terapia deben cumplir unas características especiales y contar con un plan de entrenamiento adecuado. Es muy importante para que las sesiones de terapia sean efectivas y seguras que realicemos una correcta elección y que contemos con un plan de bienestar del animal”, nos cuenta, y añade que los más habituales son:

  • Perros: Los perros son los animales más utilizados en la terapia asistida debido a su capacidad para establecer vínculos emocionales con las personas y su facilidad para ser entrenados.
  • Caballos: La equinoterapia es una forma de terapia asistida por animales que utiliza caballos. Esta terapia se utilizaba tradicionalmente  en personas con discapacidad física, pero hoy en día se trabaja de una manera más integral, y se realizan intervenciones para mejorar también problemas emocionales, cognitivos, sensoriales o conductuales.

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El papel de los animales de compañía

Un ejemplo claro es el de los animales de compañía en casa, que pueden ser de gran utilidad para personas que están pasando por un proceso de depresión, por ejemplo. “Los animales de compañía, como los perros o los gatos, pueden ser muy útiles para ayudar a las personas que están pasando por un proceso de depresión, aunque no podemos hablar de terapia, la compañía y el afecto que brindan los animales pueden ayudar a reducir la sensación de soledad y a aumentar los niveles de serotonina y dopamina en el cerebro, lo que puede mejorar el estado de ánimo de la persona”, matiza la experta, que nos cuenta, además, que los animales de compañía pueden ayudar a las personas a establecer una rutina diaria y a salir de casa para pasear o hacer ejercicio, lo que también puede ser beneficioso para el bienestar mental y físico.

El caso concreto de los caballos

Tal y como nos detalla Mara Solano, el caballo, único animal de terapia en el que el paciente puede montar, nos ofrece tres principios terapéuticos a nivel motor: la transmisión del calor corporal (facilita la relajación muscular y la estimulación sensorial), la transmisión de impulsos rítmicos (según la cadencia y la amplitud del paso se transmitirán distintos estímulos lo que nos permite regular el tono muscular facilitando la relajación o la activación del mismo) y la transmisión de un patrón de locomoción tridimensional igual al de la marcha humana (el paciente “camina sentado” y este patrón fisiológico con el tiempo se automatiza).

“Por otro lado, el caballo es un animal muy receptivo y sensible a las reacciones de las personas y tienen una gran capacidad para interpretar el lenguaje no verbal, lo que le convierte en un recurso muy potente para trabajar la regulación de las emociones y las conductas disruptivas. Además, si algo diferencia la terapia con caballos, es que se realiza en un entorno relajado, rodeados de naturaleza y al aire libre, lo que genera múltiples estímulos y hace que el paciente se encuentra realizando la terapia sin que sea consciente de ello”, nos comenta.

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¿A quién beneficia especialmente?

Una de las grandes dudas que nos surge es qué personas se pueden beneficiar especialmente de la terapia asistida con animales. Y la experta parte de la importancia de destacar el papel del terapeuta. “Los animales aportan múltiples beneficios. Por ejemplo, el caballo nos permite trabajar simultáneamente aspectos del área motora, cognitiva, emocional, sensorial y social. Sin embargo, es importante resaltar que el éxito de la terapia no se basa sólo en los beneficios que aporta el animal, sino en la intervención que realiza el terapeuta, que será distinta para cada usuario y basada en objetivos terapéuticos y/o educativos”, nos dice.

Así, en su opinión, para que las intervenciones sean efectivas y seguras, es fundamental que estén diseñadas y realizadas por un profesional sanitario, educativo o social, en función del usuario que reciba la terapia en cada caso. Son estos profesionales los que cuentan con los conocimientos de base para el tratamiento de los pacientes con los que trabajamos y además, deben contar con formación específica en Terapias con Animales para saber emplear el animal como recurso y conseguir el éxito de su intervención.

“Partiendo de esto, se pueden beneficiar a una amplia variedad de personas, incluyendo aquellas con discapacidad motora o cognitiva, trastornos emocionales o problemas de salud mental. Nosotras trabajamos con peques con parálisis cerebral, TEA, síndrome de Down, enfermedades raras, retraso madurativo, problemas de aprendizaje, etc. Hemos notado un aumento muy significativo de la demanda en peques con trastorno del espectro autista y también en adolescente con problemas emocionales”, nos cuenta.

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Así reaccionan los pacientes

Cuando una persona que lo necesita prueba la terapia con animales, surge la duda de cómo suele reaccionar, con ilusión, con cierto recelo… “La reacción de los pacientes puede variar según cada persona. Generalmente tienen mucha ilusión y más motivación, ya que es un estímulo novedoso que les llama la atención. Además, los profesionales que trabajan en estas terapias deben estar capacitados para adaptar la experiencia a las necesidades y preferencias de cada paciente. Por eso es muy importante realizar una correcta evaluación de cada caso, conocer las contraindicaciones o precauciones a tener en cuenta y diseñar un plan de intervención completamente individualizado”, comenta.

Distintos tipos de terapia

¿Hay distintos tipos de terapia asistida con animales? “El término general sería intervenciones asistidas con animales, en las que se incorpora el perro o el caballo como recurso para alcanzar los objetivos propuestos para cada usuario o colectivo con el que trabajamos. Dentro de las intervenciones debemos distinguir: la terapia asistida con animales (donde trabajamos objetivos terapéuticos), educación asistida con animales (objetivos educativos) y actividades de ocio”, nos cuenta.

“Como en cualquier otra intervención terapéutica, debemos contar con el profesional y medios adecuados. Siempre se debe realizar una evaluación del caso, determinar las necesidades y objetivos a trabajar, diseñar un plan de intervención individualizado, diseñar las sesiones, etc. Es muy importante realizar un seguimiento del programa y estar en contacto con el resto de profesionales que abordan el caso”, nos dice.

“La diferencia con otras terapias es que nosotros introducimos un animal para alcanzar los objetivos propuestos, aprovechando los beneficios que nos aportan. Estas terapias pueden involucrar una variedad de actividades, dependiendo del tipo de animal y de los objetivos terapéuticos específicos de cada paciente.  Al intervenir un animal en la terapia, es fundamental contar con amplios conocimientos en este campo, realizar una correcta elección del animal en cada caso, adecuar su entrenamiento y plan de trabajo, etc. En el caso de los caballos, que son animales de hasta 600 Kg., la seguridad es fundamental”, explica.

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Cuándo recurrir a terapia

Otra de las dudas que surge es cuándo debe plantearse recurrir a este tipo de terapia con animales. “Es algo es individual y personal. La decisión de recurrir a la terapia asistida con animales depende de varios factores, como el tipo de problema que se quiere abordar, el historial médico del paciente, sus preferencias personales y la disponibilidad de programas de terapia en su área geográfica. Afortunadamente hoy en día, cada vez son más los profesionales que nos derivan casos y las familias buscan activamente este tipo de terapias para sus hijos. Lo positivo es que además se interesan por saber que profesionales van a atender a sus hijos y como viven esos caballos.  Es importante que se dirijan a un centro que cuente con el profesional adecuado para trabajar con su hijo según cada caso: psicólogo, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, etc”, recomienda.

Animales bien preparados

Los animales, claro está, necesitan una formación especial para esta disciplina. “Desde luego. Los animales utilizados en la terapia asistida con animales requieren un entrenamiento físico y otro específico para enseñarles a interactuar de manera segura y efectiva con los pacientes. Este entrenamiento puede incluir el aprendizaje de comandos específicos, la exposición a diferentes situaciones y personas, y la adaptación a los entornos de la terapia. Es importante que los animales estén cómodos y seguros en su entorno de trabajo, y que estén preparados para interactuar con personas que pueden tener necesidades especiales o comportamientos impredecibles”, comenta. 

Por todo ello, deben ser seleccionados cuidadosamente en función de su temperamento y habilidades de comportamiento. En el caso de los caballos es fundamental también una buena morfología y patrón de movimiento. “Antiguamente se asociaba el concepto de caballo de terapia a caballo mayor, lo que es un error. Hoy en día buscamos caballos sanos, que se muevan correctamente y con un buen temperamento. Pero más allá, como responsables de nuestros compañeros de trabajo, debemos ser capaces de cubrir todas sus necesidades, vigilar constantemente su bienestar físico y emocional, pautar sus descansos y tiempos de trabajo y contar con un plan de jubilación para ellos cuando no puedan seguir realizando la terapia. Si en algo tenemos que seguir avanzando es en los protocolos de bienestar animal”, nos cuenta.

¿Qué características han de tener los animales que participan en este tipo de terapias?

Los animales que participan en terapias asistidas deben tener ciertas características para garantizar su efectividad y seguridad en el entorno terapéutico. Algunas de estas características son:

  • Buen temperamento amistoso.
  • Comportamiento calmado.
  • Habilidad para seguir órdenes.
  • Buena salud, en el caso de caballos buena morfología.
  • Comportamiento predecible.
  • Habilidades de comunicación.
  • Apropiado tamaño y tipo de animal.

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Vínculo animal-paciente

¿Se crea un vínculo entre el animal y el paciente? “En principio sí se busca ese vínculo, ya que facilita trabajar los objetivos y la experiencia puede ser muy gratificante para ambas partes y en algunos casos, deja una impresión duradera en la vida del paciente. Pero no siempre se consigue, depende de cada caso, a veces, a los niños les motiva más el movimiento y sensaciones que reciben, independientemente de que sea o no siempre el mismo caballo”, nos cuenta.  

El futuro de las terapias asistidas

Le planteamos a la experta si piensa que el futuro de este tipo de terapias es alentador o queda mucho camino por recorrer aún. “Estamos en el camino. Es alentador, actualmente es más conocido y más profesionales lo recomiendan, aunque todavía falta mucho por recorrer, falta más investigación y además, a nivel legislativo, hay un vacío legal en España respecto a las terapias asistidas con animales. Es importante que se establezcan normas claras y que se certifiquen los animales y los terapeutas que participan en estas terapias para garantizar la seguridad y la eficacia de la terapia. En definitiva, aunque queda mucho por hacer, creo que el futuro de la terapia asistida con animales es muy prometedor y puede ser un recurso muy valioso para mejorar la salud y el bienestar de muchas personas”, nos dice.

Vivencias intensas

Le pedimos a la experta que, para concluir, nos cuente alguna experiencia personal especialmente enriquecedora como especialista en este campo. “Son muchas las experiencias vividas ya que llevo 12 años trabajando en el sector… Para mí, trabajar en lo que me apasiona y desarrollar este proyecto rodeada de un equipo tan especial de profesionales y de caballos es un sueño hecho realidad. En Al Paso tenemos un equipo de 3 psicólogas, dos terapeutas ocupacionales, dos maestras y una fisioterapeuta y contamos con 5 caballos propios en activo. Sin duda, todo el esfuerzo de estos años ha merecido la pena. Trabajar con mis caballos me ayuda muchísimo a mí misma y ayudar a tantos peques es muy gratificante”, anticipa. 

“Puedo mencionar a un chico que lleva trabajando conmigo 11 años, 10 de ellos con el mismo caballo. Más que un vínculo especial, somos un equipo, nos hemos aportado muchísimo los 3 mutuamente en estos años. Para este chico su caballo Larache es su mejor amigo y el momento de estar con él, el mejor de la semana. Con su caballo es feliz y al encontrarse motivado y seguro, trabaja fenomenal los objetivos que le planteo en las sesiones. Tenemos muchos chicos con progresos y avances que las familias ven y se emocionan. El primer día los padres vienen con algo de miedo: “No sé si va a querer subir al caballo, igual se pone nervioso…” y luego vemos como lloran al ver que sus hijos se han puesto el casco, han seguido las normas y han disfrutado con nosotras y el caballo. Todas estas son experiencias enriquecedoras y que no se olvidan”, concluye.