Razas de perro

Todo lo que debes saber si quieres adoptar a un galgo

Es una raza muy apreciada por su elegancia e inteligencia, sin embargo cuando han vivido situaciones traumáticas debemos poner algo más de cuidado en su integración.

Por David Navarro

La imagen que tenemos de los galgos es la de una raza de perros ágiles, inteligentes y muy equilibrados. Sin embargo, y muy especialmente en el caso de los galgos adoptados que han pasado una parte de su vida en un entorno donde no se les ha tratado bien, es bastante común que los galgos arrastren traumas que limitan mucho su relación con el ambiente en el que vivirán: temores muy pronunciados y una necesidad peligrosa de huir.

Es cierto que los galgos son perros muy inteligentes, pero también son muy sensibles, y esta combinación les convierte en animales altamente impredecibles cuando las vivencias que han experimentado con un dueño anterior o en el ambiente de su nacimiento les ha marcado a la hora de no sentirse seguros o, incluso, de haber sufrido maltrato. Los galgos en estas condiciones necesitarán, no sólo una ración extra de comprensión, sino una mirada más atenta a la hora de evitar problemas añadidos que les dañen.

Los galgos que han sufrido maltrato se mostrarán tímidos y enormemente temerosos de todo y de todos. Esto provoca la clásica huida hacia delante de los canes cuando sienten temor. Ante cualquier situación de vulnerabilidad los perros no se limitan a quedarse agazapados, sino que tienden a buscar una escapatoria y correr, y en eso los galgos no tienen competidor, si tu galgo sale corriendo porque está viviendo un episodio de pánico probablemente tendrás un serio problema para recuperarlo.

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Galgos que se escapan

Dada la altura que pueden alcanzar cuando se ponen a dos patas, y a la operatividad de sus patas, ya que son muy largas y menudas, son capaces de accionar picaportes y abrir puertas. No es tanto una cuestión de inteligencia sino de anatomía. Lo habitual en un perro que desea vencer una puerta es ponerse a dos patas para de forma instintiva derribarla o sobrepasarla, pero en el caso del galgo su altura le permite oprimir su mecanismo y accionar su apertura. 

Cuando un galgo se queda solo en casa lo primero que experimentará es el temor de haber perdido a su manada de referencia, es decir: a ti o a tu familia. Llevan muy mal la soledad, porque consideran que en cualquier momento algo terrible les podrá acontecer, y su mente se activa para pedirles que busquen la forma de escapar, liberarse y buscar la forma de sobrevivir. Por eso tratarán de abrir las puertas y salir de casa. Así que si tienes un galgo, no olvides echar la llave de casa cada vez que salgas.

Son perros muy caseros, pero también cazadores

Pese a la imagen que tenemos de ellos, los galgos no necesitan pasar el día corriendo, todo lo contrario. Son animales a los que les apasiona dormir, les gusta mucho pasar el día tumbados, bien sea en su propia cama como en el sofá. Te acostumbrarás a su mirada amable y tranquila desde allá donde esté, abriendo los ojos entre sueño y sueño. Sacar a tu galgo a dar un paseo de entre 20 y 30 minutos, tres veces al día, bastará para que se oxigene, se relacione con otros perros y mantenga su cuerpo ejercitado.

Sin embargo, es altamente recomendable que siempre lleve correa, para evitar que sus instintos cazadores y escapistas le hagan echar a correr y le pierdas de vista. El peligro de sufrir un accidente de tráfico es muy alto en esta raza. Los galgos, además, rigen su instinto de caza en mayor medida por la vista que por el olfato, por lo que la visión de una posible presa, por alejada que esté, puede provocarles para salir de donde estéis y aventurarse en una persecución.

A la hora de elegir una correa, ten en cuenta que pese a ser un perro grande, los collares no son nada recomendables. En el caso de los galgos es mucho más indicado utilizar un arnés pues no dispone del músculo y de la grasa que tienen otros perros en la zona del cuello, y el collar puede producirle graves lesiones al tirar. El arnés es, por tanto, la opción que se ajusta mejor a su anatomía. Caminar con un galgo puede implicar cierta lucha para mantener su paso a nuestra velocidad y tratar de inhibir sus instintos de caza o escape. Cuando un galgo siente miedo tiende a caminar hacia atrás y a tirar de la correa a la inversa.

La mirada del galgo puede adquirir un poso melancólico y empático muy dulce, por eso es común que nos confiemos y demos vía libre a nuestro can cuando consideramos que puede estar preparado para caminar libre. Sin embargo no debemos olvidar que si sale corriendo el galgo podrá alcanzar los 60 km/h sin mucho esfuerzo.

Un animal grande, que se conforma con poco

No temas porque un galgo pueda demandar comodidades o condiciones especiales en tu hogar. Los galgos son muy austeros, sólo piden que les dejen tranquilos durmiendo las 18 horas diarias que dedican a descansar, y un rinconcito donde estar tranquilos. En casa no hacen alarde de su longitud, ni corren ni son aparatosos.

A la hora de ponerle un comedero y bebedero ten en cuenta que dada su altura y complexión ósea, el galgo precisará que estos cuencos no estén a ras de suelo sino que estén elevados, para acceder a ellos sin forzar el cuello. Un galgo que se vea obligado a comer y beber en recipientes bajos no solo puede desarrollar problemas óseos importantes, sino que al forzar una postura impropia para la deglución, su sistema digestivo puede verse afectado también.

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