Planes gastro: ¿Arte y buena mesa en un mismo espacio? En estos museos, ¡es posible!

Hoy os animamos a reservar mesa en los restaurantes de algunos de los espacios culturales más 'gastronómicos' del momento. Santander, Madrid, Bilbao y Valencia son nuestras paradas. ¿Nos acompañas?

Por Alicia Hernández

Te proponemos el plan perfecto: arte y comida. Un recorrido por los restaurantes que comparten espacio con algunos de los museos más interesantes del momento, como el nuevo Centro Botín o la fábrica de bombas rehabilitada en Valencia, Bombas Gens, en la que se ha instalado el genial Ricard Camarena. ¡Arrancamos!

ARTE EN SANTANDER, DESDE EL MUELLE

El nuevo Centro Botín ha cambiado la cara de Santander, ciudad que ahora luce más moderna y atractiva que nunca y nos acerca al mar aún más. El centro atesora una colección privada de arte y organiza interesantes exposiciones y eventos con los que pretenden colocar a la capital cántabra en el circuito de ciudades culturales del mundo.

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La visita al centro pasa también por su nuevo restaurante, abierto de la mañana a la noche. El Muelle se presenta como una taberna marinera… y vaya si lo es. Desde las mesas casi se toca el mar del que llegan los pescados y mariscos que prepara magistralmente Jesús Sánchez (El Cenador de Amós, Villaverde de Pontones, dos estrellas Michelin), el responsable gastronómico de este local. Jesús augura que se va a convertir en un lugar perfecto "para disfrutar y compartir momentos de cultura y gastronomía en pleno corazón del Santander del mañana”.

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Los desayunos de El Muelle ya se han convertido en un planazo para los visitantes de la ciudad y también para los santanderinos que estrenan el día con pan artesano, tartas caseras, cafés gourmet, tapas y raciones creativas, con el sello de Sánchez. La carta invita a compartir las patatas Muelle, las rabas de calamar, los buñuelos de bacalao y los de secreto ibérico, las anchoas con tomate o las gildas de bocarte. También hay platos de cuchara, como la sopa marinera con albóndigas, y una buena oferta vegetariana. Por la noche, tras la cena con vistas a la bahía, la noche se alarga entre cócteles y música en directo.

TÓMATE EL 'BRUNCH' CON NOUVEL, EN NUBEL

El Centro de Arte Reina Sofía de Madrid es uno de los vértices que forman el triángulo del arte en Madrid, junto al Museo del Prado y el Thyssen. Una vez que lo hayas visitado, sin perder de vista el arte y el diseño, hay que adentrarse en el restaurante Nubel : más de 800 m2 que, por arte de magia, se convierten, bajo el gran techo rojo de Jean Nouvel, en un lugar acogedor e íntimo. La decoración atrapa. Y no puedes dejar de admirar el juego ideado por el estudio More-co, de Paula Rosales, que se basa en el círculo como elemento integrador. Está en todas partes: mesas redondas, alfombras en forma de circunferencia y barras también circulares. La terraza se encuentra en la entrada, en el Patio Nouvel del Museo Reina Sofía y escoltada por la escultura monumental La Pincelada (Brushtroke) de Roy Lichtenstein. 

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La cocina está en manos del cocinero Javier Muñoz Calero, con una carta muy variada y apetecible (no te pierdas su brunch de los fines de semana), basada en productos que son un valor seguro. La coctelería cuenta con la barra central comandada por un gran coctelero, Joel Jamal, que prepara combinados para abrir boca antes de comer o para tomarse una copa disfrutando de la magnífica música que pinchan los Dj's cada noche.

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LA ESENCIA DE CAMARENA EN VALENCIA

La antigua fábrica de Bombas Gens ha sido redescubierta y reconvertida en centro de arte por la Fundación Per Amor a L´Art, Y allí se ha instalado el nuevo Ricard Camarena Restaurant (1 estrella Michelin y 3 Soles Repsol) que no podía haber encontrado un lugar más apropiado, pues además de ser un espacio único en Valencia, lleno de sorpresas, el chef valenciano comparte con los creadores de esta Fundación muchos valores y apuestas por la integración y la cultura. El edificio es una de las pocas muestras de modernismo industrial valenciano que queda en pie y en su recuperación ha aparecido una bodega original y un antiguo refugio de la guerra civil que conserva emocionantes recuerdos de quienes pasaron por allí.

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La cocina de Camarena siempre arriesgada e impecable se ha vuelto en Bombas Gens aún más sutil y perfecta. En Ricard Camarena Restaurant la alta cocina se presenta como una experiencia que conviene no desvelar, con opciones de distintos menús degustación. Solo para despertar las sensaciones gustativas, ahí van algunos evocadores platos: Cola de cigala con flores de calabacín y jazmín, Gambas rojas al curry con setas enoki y Arroz socarrat meloso de chipirones. 

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DESCUBRE LA ALHÓNDIGA BILBAO Y LA COCINA DE YANDIOLA

En Bilbao hay muchos más museos además del Guggenheim, aunque la visita a este hito del arte no puede pasarse por alto y hay que admirarlo tanto por fuera como por dentro. Su restaurante Nerua, con el chef Josean Alija al frente, es una apuesta por la gastronomía de vanguardia que lleva triunfando décadas. Pero el recorrido museístico por la ciudad de la ría del Nervión nos lleva a otros centros de arte y buena cocina, como es el caso de La Alhóndiga de Bilbao, Azkuna Zentroa (Pza. Arriquibar, 4), el viejo almacén de vino de la ciudad que ocupa 43.000 m2 repartidos en varios pisos. Se trata de un precioso edificio de arquitectura modernista. La fachada del arquitecto bilbaíno Ricardo Bastida, de comienzos del siglo XX, se ha mantenido en la rehabilitación llevada a cabo por Philippe Stark. La sala de columnas es espectacular, cada una de ellas (hay 43) es de un estilo distinto (japonesa, dórica, de ladrillo) y forma una gran ágora cubierta donde se reúnen los bilabaínos. En la planta baja se montan exposiciones muy originales e interesantes y la visita es gratuita.

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Su restaurante Yandiola es toda una referencia de buena cocina. Además cuenta con distintos espacios. La planta baja, con acceso desde la calle o por la planta de columnas, es una lugar fantástico para desayunar en el Hola Bar. Un espacio cosmopolita, con aires muy neoyorquinos y piezas de diseño que crean un ambiente también muy museístico… ¡las lámparas de pie estilo flexo gigantes son una maravilla! A media mañana, los bocados dulces van dejando hueco a los pintxos y vinos. También hay menús urbanitas en este pequeño oasis.

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En la planta primera se encuentra el restaurante, elegante y acogedor, con sillones que invitan a degustar sin prisas las especialidades de la carta de Ricardo Pérez. Aquí destacamos algunos platos que merece la pena probar, como su Foie en lascas a modo de carpaccio en contrastes dulces de manzana y txacoli tinto, o las gambas rojas de Palamós pasadas por la brasa y en ceviche, y uno de sus platos fetiche, la Degustación de bacalaos, al pilpil y al club Ranero. En la azotea está la barra de cócteles, un lugar privilegiado y poco conocido para contemplar Bilbao desde las alturas.