El drama de Arantxa Sánchez Vicario dura ya 10 años

Se casó con Josep Santacana el 12 de septiembre de 2008 en el Castillo de Peralada y a partir de entonces comenzó su verdadero calvario

Por hola.com

Se cumplieron los peores presagios. Arantxa Sánchez Vicario está sola, arruinada y lo que es peor se enfrenta a perder a lo que más quiere: sus hijos. Su familia le alertó de esta situación y se opusieron a su boda con Josep Santacana, al que acusaban de cazafortunas, pero ella hizo caso omiso y cegada de amor siguió adelante con sus planes. Es más, siguiendo los consejos de su marido, llegó a provocar un cisma familiar tras enfrentarse a ellos y acusarles de haber dilapidado su fortuna. En estos momentos la mejor deportista española de la historia vive su mayor drama. El que fuera su marido Josep Santacana la ha abandonado, le ha pedido el divorcio y la custodia de los dos hijos que tienen en común, alegando que no está en condiciones psicológicas óptimas para cuidar a los niños, Arantxa y Leo, de 9 y 7 años. Ahora la tenista vive sus días más difíciles después de que Santacana se haya llevado todo y se haya instalado en una nueva residencia junto a su nueva novia, con la que mantendría una relación que dura ya meses.

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La deja en la ruina y pide la custodia de sus hijos

Según aseguran fuentes cercanas, Arantxa está destrozada. Santacana se ha apropiado absolutamente de todos los bienes de su esposa, incluso los trofeos ganados por la renombrada tenista, y la ha dejado en la ruina más absoluta -algo que niega el entorno de él-. Su error fue confiarle toda su fortuna y nombrarle el gestor de su patrimonio, a pesar de las advertencias de su familia. Ahora la deportista se dispone a vivir unicamente de su trabajo como directora deportiva del centro educativo Metropolitan School de Miami y de las colaboraciones puntuales de televisión en las que la comenta los partidos de tenis. Su marido se ha hecho con todo el control de su fortuna, que ascendería a varios millones de euros, invertidos por sociedades de la tenista en distintos países fuera de España, y es ella quien se enfrenta a sus deudas -con Hacienda tiene una deuda de 1,7 millones de euros por impago de impuestos entre 1989 y 1993-.  

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Sus polémicas memorias

Después de más de una década al lado de Santacana, el tiempo ha dado la razón a su familia. Sus padres, Emilio y Marisa, y sus hermanos, Marisa, Emilio y Javier, trataron en todo momento de quitarle la venda de los ojos, pero lo único que obtuvieron como respuesta fueron demandas judiciales y un escarnio público, en el que les acusó de haberla manipulado durante décadas y de haberse apropiado indebidamente de su fortuna. Santacana llegó a la vida de Arantxa en 2007 y fueron sus padres,  dudandode la reputación de la nueva pareja de su hija, quienes ordenaron una investigación a una agencia de detectives, y tras conocer el resultado, le alertaron del peligro que corría al lado de este dudoso empresario con deudas y problemas judiciales. Antes de su boda, trataron de que ambos firmaran unas capitulaciones matrimoniales donde la fortuna de la tenista quedaría a salvo, pero él se negó y ella le apoyó. 

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En 2012 la deportista publicó un libro ¡Vamos! Memoria de una lucha, una vida y una mujer, en las que, instada por su marido, denunciaba la gestión que sus padres habían hecho de las ganancias que había obtenido durante su exitosa carrera tenística - 45 millones de euros- e incluso acusaba a su hermano Javier de tener más posesiones que ella cuando su carrera profesional fue la menos fructífera de todos los hermanos.

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Ante la crudeza del relato, Marisa y Emilio Sánchez Vicario se vieron obligados a emitir un comunicado para expresar su versión de los hechos y mostrar su pesar: "Leer cosas como las que ha publicado Arantxa es una de las peores noticias que unos padres pueden recibir. Con enorme sorpresa y gran dolor constaté que nuestra hija había dado un paso más en su voluntad de herirnos y humillarnos. Mi marido está delicado del corazón. En todo este tiempo no hemos recibido una sola visita de nuestra hija Arantxa. Ni un mínimo atisbo de preocupación, ni un ¿cómo estáis? Nosotros vivimos veinte años por y para ella. Lo dejamos todo de lado e hipotecamos nuestra vida y nuestro matrimonio".

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Después de años de enfrentamiento fue en verano de 2015 cuando Arantxa llegó a un acuerdo con sus padres, por el que anulaba todas las causas judiciales que había promovido contra ellos, a cambio de recuperar el uso de dos inmuebles, un piso en Barcelona -donde vivían sus padres- y una casa de veraneo en la Costa Brava. Gracias a este acuerdo, las aguas parecían volver a su cauce, pero la muerte de su padre, Emilio Sánchez Vicario, volvió a reabrir las heridas existentes en la familia. Arantxa acudió a despedirse de su padre al hospital días antes de que falleciera. Pese a que estaba aquejado de Alzheimer, su madre vio este gesto como una posible acercamiento o reconciliación con su hija y comentó lo importante que había sido que "Arantxa haya venido a ver a su padre en sus últimos momentos".

Vetada en el tanatorio

 Sin embargo el enfrentamiento vino días después, cuando Arantxa aterrizó en Barcelona con su marido para asistir al tanatorio y posterior entierro. EL matrimonio vivió uno de los momentos más desagradables de su vida tras ser vetados en el velatorio. Según contó la deportista, fue su hermano Javier quien había intentado que su cuñado no entrase en la sala, provocándose una fuerte discusión entre ambos. “No puedo despedirme de mi padre porque no me dejan. Mis hermanos me han vetado, así que si no me veis en el funeral, es porque no quiero montar ningún espectáculo”, relataba Arantxa poco después del desagradable incidente. Y añadía: “Parece que a mis hermanos les molesta que yo esté aquí hoy, pero creo que tengo el mismo derecho que ellos, soy la hermana pequeña y es mi padre quien ha fallecido. Es una vergüenza que haya pasado esto en un momento tan duro”.

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Ese mismo día se produjo el reencuentro entre madre e hija que también terminó con la ambulancia en el tanatorio de Les Corts.  “Al verla le di dos besos, nos abrazamos, se puso a llorar y se desmayó. Por eso ha venido la ambulancia. Fue entonces cuando nos echaron de la sala. Es un momento muy duro para que tenga que hablar de esto, pero no me lo merezco. Y he decidido dar la cara para que no haya más especulaciones. Si tienen algún problema conmigo, que lo digan después del entierro de mi padre, pero no creo que este sea el lugar ni tampoco el día más idóneo”. Al día siguiente, los Sánchez Vicario se despedían del patriarca de la familia celebrando un funeral en la capilla de Les Corts, donde no estuvo Arantxa, que decidió no asistir al entierro, dejando que fueran su madre y sus hermanos, Marisa, Emilio y Javier.

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Su familia guarda silencio

A partir de este incidente ocurrido en el último adiós a su padre, la relación familiar ha sido nula. Y ha sido después de conocer el episodio de su separación de Santacana, cuando los Sánchez Vicario han manifestado que prefieren mantenerse al margen en este conflicto conyugal. La escuela que fundó el clan Sánchez Vicario asegura que, por el momento, Emilio Sánchez Vicario "no desea hacer declaraciones sobre la separación", y Javier Sánchez Vicario lo ha reiterado en el programa de Ana Rosa Quintana.